Foto de Omar Alonso Bautista en Fotonatura.org
Esto, que en sí mismo no es ninguna noticia, ni siquiera para mi, hoy ha cobrado un sentido especial. O así al menos he querido interpretarlo. Quizá obnubilado por un estado de exaltación provocado por la combinación del bombeo acelerado de la sangre, la falta de ventilación propia del esfuerzo físico, la mezcla de adrenalina y endorfinas, el sol y el aire fresco mezclado con unas chispas que se le escapaban a un cielo brillante, el olor de los pinos y los bojes, una carretera secundaria... me he emocionado.
Hace tiempo que no me pasaba y creo que ha sido esa la causa principal de mi emoción. Toda esa colección de sensaciones conocidas, agradables e intensas me han impresionado. Creo que ha sido una especie de reconciliación con los elementos, una confabulación con la naturaleza. O quizá no. Yo quiero creer que sí.
Y me he vuelto a sentir bien, una especie de plenitud me ha envuelto, un pequeño escalofrío me ha recorrido, y me he vuelto a dar cuenta, como lo llevo haciendo más de 30 años, que soy un auténtico privilegiado y eso me ha reconfortado. Y he vuelto a darle gracias a mi padre por inculcarme esta afición, esta elección, este lujo.
Eneko, muchos días, cuando voy a trabajar, suelo ver un faisán en las proximidades de las balsas de Salburúa (Arkaute); aunque sea una tontería, ese día llego más alegre a trabajar.
ResponderEliminarSi, un corzo puede ser emocionante, pero imagina por un segundo que te cruzas con Jan Raas.
ResponderEliminar¿Que me dices a eso? Pues hay quien dice haberlo visto surcando con su Raleigh los valles de nuestra geografía.........Flipannnter