Teniendo en cuenta la distancia entre una y otra realidad, el autor se cuestiona si es oportuno o conveniente proponer el modelo centroeuropeo para cualquier escenario. Y acierta al considerar que eso no sólo no tiene por qué funcionar, sino que resulta más adecuado y más efectivo plantear relaciones entre iguales o entre parecidos, que aspirar todos a un modelo que sólo ha demostrado funcionar en un espacio muy concreto. Y lo enmarca en el último Velo-city de Sevilla, en el que quedaron patentes estas diferencias en varias interlocuciones plenarias.
Comparto su punto de vista. Creo que el intento de "copenhaguizar" o "amsterdamizar" el mundo, sea este el que sea, es más una pretensión que una posibilidad realista.
Estar en medio de dos mundos y no aspirar a ninguno de ellos
Nosotros, que vivimos en tierra de nadie, es decir, al Sur del Norte y al Norte del Sur, no nos escapamos de esta lógica. Por eso no podemos obsesionarnos con mirar al Norte como si de ahí nos fuera a venir todo lo bueno y despreciar al Sur, como históricamente hemos hecho, sin tomar conciencia de que nosotros también somos Sur y Norte a la vez. Y esa es nuestra principal virtud... y nuestra ventaja.
Esa debe ser la verdadera ambición de cualquiera. Saber reconocer sus circunstancias y potenciarlas. Sin complejos. El problema es que, en el tema de las bicicletas, por aquí no sólo vivimos acomplejados sino que somos patológicamente envidiosos y por ello nos gusta despreciar lo nuestro sólo porque es eso, nuestro. Y en vez de tomar conciencia de nuestras particularidades y construir desde ellas poniendo en valor nuestras diferencias, nos dedicamos a importar modelos de otros lugares o desarrollar inventos espectaculares que nos hagan catapultarnos a ese mundo deseado, sin sospechar que lo que igual estamos haciendo es sólo columpiarnos.
Obviar esto es hacer gala de una miopía ignorante. La misma que nos permite despreciar a los peatones, nuestro gran tesoro, y a la cultura relacional propia de nuestras latitudes por tratar de perseguir una ilusión de utopía ciclista, sin darnos cuenta de que igual no es tan interesante tener más y más gente en bicicleta como que menos y menos gente que necesite atravesar las ciudades en sus coches.
Así pues, estemos orgullosos de lo que tenemos y luchemos por conseguir que nuestro mundo sea mejor y dejemos de embobarnos mirando lo de los demás como si fuera mejor que lo nuestro. Enseñemos a los nórdicos a compactar ciudades y a vivir más en la calle y admiremos su orden y sus conquistas sociales, igual que debemos admirar la austeridad y el calor humano de nuestros vecinos más al Sur, pero, por favor, hagámoslo con dignidad, con serenidad y con inteligencia. Si no estaremos perdiendo el tiempo, la oportunidad... y el dinero.
Dignidad, serenidad, inteligencia...
ResponderEliminarYa eran víctimas antes de la crisis, desterradas actualmente..., hasta nueva orden,...
Gran articulo. Me ha encantado la frase "Enseñemos a los nórdicos a compactar ciudades y a vivir más en la calle y admiremos su orden y sus conquistas sociales".
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