sábado, 27 de noviembre de 2010

Es un mundo loco, loco, loco

La brecha entre la realidad y la imaginación cada vez es más profunda. Cualquier despropósito imaginable, por más desorbitado que nos pudiera parecer, es mejorado por las decisiones y acciones que se llevan a cabo, realmente.

Ahondando en el tema de la ciclabilidad, los últimos acontecimientos nos hacen mirar a Sevilla y a lo que allí se está perpetrando. Hace unos años el Ayuntamiento de Sevilla decidió ponerse manos a la obra y hacer, en tiempo record, la mayor operación de ciclabilidad jamás vista. ¡Y vaya si lo hicieron! Y lo hicieron fundamentalmente dotando a la ciudad de una red de aceras bici bidireccionales realmente impresionante y de un sistema de bicicletas públicas de última generación. Por supuesto que hicieron otras acciones entre las que cabe destacar un programa educativo dirigido a colegios e institutos para reforzar la educación vial en bicicleta, pero lo más visible fueron las infraestructuras. Algo realmente ambicioso.

En tan solo 5 años consiguieron multiplicar el número de ciclistas. No era difícil porque partían de unas cifras realmente modestas, pero se puede catalogar como "un éxito sin precedentes". Todos estaban exultantes. Hasta aquí todo bien.



El problema
esta aquí. ¿Qué ocurre cuando esto sucede? En Sevilla (y en muchas otras ciudades "modernas") se ha planteado todo este desarrollo de facilidades para la bicicleta en espacios naturalmente peatonales, en aceras, en paseos, en parques y en plazas. Aunque muchas veces para ello han necesitado tomar parte de la superficie de la calzada, siempre se ha realizado la actuación a la altura de los peatones. Esta es la cuestión. Parece una nimiedad pero no lo es. Al plantear todos los desarrollos y las normativas que les dan soporte en escenarios peatonales se han cambiado el espacio y las reglas de juego.

El resultado: con la excusa de defender la integridad de los ciclistas se ha damnificado de una manera determinante a los peatones. Peatones que, más allá de la mera categoría, somos todos antes, después y durante. Peatones que hasta entonces podían desplazarse tranquilos, despreocupados, ocupados en sus pensamientos, ahora se han visto invadidos, usurpados, condicionados. No es sorprendente observar peatones que se giran y miran hacia atrás antes de girar. ¿Tienen manía persecutoria? ¿Es alguna especie de esquizofrenia? No. Es la realidad. Son las bicicletas, son los ciclistas que circulan en las aceras, son los "cicleatones".

Y los peatones tratan de defenderse. Y se organizan. Se asocian. Resulta extraño que la mayoría se tenga que asociar. Es contradictorio, pero es así. Y reclaman sus derechos. Pero desde los distintos poderes se les recuerda que esta cruzada en favor de la bicicleta es más fuerte. Mucho más.

Si con esto no tenían suficiente, el Tribunal Supremo sentencia a favor de la Ordenanza de Circulación de Peatones y Ciclistas de Sevilla, habilitando a los ciclistas en aceras y zonas peatonales incluso sin la necesidad de contar con una "acera bici". Con determinadas condiciones, claro, pero ahí queda.

¿El colmo? No. El colmo de todo este desaguisado es que los peatones, asociados, salgan a defender las condiciones de convivencia entre ciclistas y automovilistas en la calzada. Calmado del tráfico, respeto a los ciclistas... ¡Inaudito! No sé qué más vamos a tener que presenciar en este absurdo teatro de la ciclabilidad compulsiva y chulesca, que sigue defendiendo la discriminación del peatón en defensa de los deseados ciclistas hasta en los casos más descabellados.

¿Una vergüenza?
Tampoco. Todo lo contrario. Las asociaciones ciclistas y los políticos encausados se congratulan de ello.

¿Se han vuelto todos locos? ¿O el loco soy yo? No sé. Yo prefiero estar loco y seguir creyendo que esto se puede cambiar y es fácil. Y creo que voy a formar parte de una asociación de peatones que reclame la calzada para los ciclistas... o un carril peatón. Ya lo decía Alfonso Sanz...

2 comentarios:

  1. Al parecer, la inductria del calzado no se va a ver afectada por el recorte de la anchura de la acera. Y el tribunal supremo regalará retrovisores entre toda la población hispalense:
    http://ciudadciclista.org/3544/sevilla-el-tribunal-supremo-regalara-retrovisores-a-todos-los-peatones/

    ResponderEliminar
  2. Bueno, creo que volvería a decir más de lo que ya he dicho y se ha dicho. Está claro. El "ciclista" que decide hacer uso indiscriminado de los recursos (absurdos e incongruentes) que los ayuntamientos les concenden, es una mala persona, punto. Dicho esto, me la suda el ayuntamiento contra el que sé que no puedo luchar y me la sudan las leyes, normas y demás excusas. Si he de luchar, lo haré contra esa "mala persona". Que me puede salir rana, ya lo sé... pero ¿qué le voy a hacer?

    ResponderEliminar