viernes, 6 de febrero de 2015

El ciclista, el "flow" y las reglas de los coches

Parece que, cuando se cuestionan las normas, se levantan ampollas y el solo hecho de mencionar una cierta rebeldía se interpreta como una apología de la temeridad y de la falta de respeto y una justificación del incivismo. Cuidado. Cuidado con confundir respeto con legalidad y cuidado con asociar norma vigente (u orden establecido) con seguridad y ejemplaridad. 

Vivimos en unas ciudades y en unas calles que se han decidido acondicionar al uso prioritario de los coches, relegando cualquier otro uso a un segundo plano. En esas estructuras viales formidables que hemos adaptado para que los coches y sólo los coches funcionen, los demás tienen que vérselas y deseárselas para circular, estar, jugar, pasear o lo que quiera hacerse en ese espacio público.

Es por eso que, cuando tratamos de interpretar cómo debemos los ciclistas actuar o comportarnos en ese medio, necesitemos explicar demasiado y demasiadas veces las mismas cosas. Porque lo de "respetar las normas" se queda corto cuando lo que se trata de explicar es cómo debe hacer un ciclista para circular seguro en medio del tráfico, cómo debe posicionarse en incorporaciones, rotondas y ramales, qué debe hacer para afrontar con garantías un cruce desde una vía segregada o, el colmo, cómo debe actuar si lo que trata de hacer es aprovechar un paso peatonal.


Nos ponemos nerviosos con la sola mención de la insumisión a la ley porque consideramos que bastante denostados estamos los ciclistas como colectivo como para, encima, tratar de aconsejar que se relativicen algunas normas que son tan rígidas como lo requieren los coches. Los semáforos son el ejemplo más sangrante de ordenamiento sólo en clave automovilística.

Sin embargo algunos inconscientes seguimos y seguiremos recomendando prácticas ilegales como interpretar los semáforos de regulación peatonal como meros pasos de peatones, hacer de las incorporaciones hacia la derecha meros cedas el paso o utilizar con respeto los pasos peatonales para hacer más seguros algunos giros, por ejemplo.

¿Por qué? Porque son seguras y porque la bicicleta necesita fluir. El "flow" que diría un rapero es la clave de la eficiencia de la bicicleta. Un ciclista no puede estar parando y arrancando continuamente como lo hacen los coches porque requiere demasiado esfuerzo físico y pierde su esencia y su eficacia. Es por eso que las ciudades cuadriculadas y con semáforos prácticamente en cada cruce de calles son especialmente malas para las bicis. Barcelona a la cabeza.

Muchos interpretarán esta actitud como egoísta, "ciclocéntrica", chulesca o simplemente incívica y provocadora, pero lo harán porque dan por sentado que infringir o relativizar una norma significa incumplir todas y que eso sólo sirve para alentar a los energúmenos y dar cobertura a cualquier desmán a bordo de una bicicleta.

No. Deberíamos poner el respeto por encima de la ley y recurrir a la ley sólo ante una falta clara de respeto. En todos y cada uno de los casos. Porque, de lo contrario, estaremos maximizando y sacralizando normas que, muchas veces, han sido formuladas para recoger los intereses y las exigencias y para garantizar la seguridad vial de tan sólo unos cuantos ciudadanos.

Las bicis no son coches y las normas de circulación y la regulación del tráfico están fundamentalmente concebidas para los coches o para el concurso eficiente de los coches. Tampoco son peatones, hermanos menores del tráfico, sometidos a las condiciones de los motorizados. Si no entendemos esto no estaremos siendo justos y ecuánimes en el tratamiento de estos vehículos humanos que son las bicicletas.

Por cierto, algunas de estas "ilegalidades" a las que nos referimos ya están permitidas en algunos países lejanos como Francia, por ejemplo. Imaginaros que eso ha ocurrido así sólo porque ellos son mucho más civilizados que nosotros, no porque hay un historial de muchos años de ciclistas infringiendo cortésmente esas normas.

1 comentario:

  1. Hola Eneko, entiendo perfectamente tu punto de vista y en parte lo apoyo, desde luego el reglamento de tráfico está hecho pensando sólo en el tráfico motorizado, a fin de facilitar los movimientos de los coches con la máxima rapidez y seguridad, dejando para el final de sus prioridades los peatones y prácticamente sin tener en consideración a los ciclistas urbanos. Esto es especialmente dañino porque reglas que son válidas para los coches pueden ser bastante perjudiciales para las bicis, tanto para su "flow" (me gusta esta palabra en este contexto) como por seguridad (hay reglas que pueden aumentar la peligrosidad de la circulación en bici si se cumplen estrictamente, esto es un hecho). Desde este punto de vista veo bien el saltarse algunas de ellas, sobretodo teniendo en cuenta que (1) no se perjudica a nadie más (2) benefician bastante al ciclista, es un win-win en toda regla.

    Pero también veo correcto el otro punto de vista, sobretodo porque en España estamos aún en una fase que la mayor parte de la gente no ha subido en bici en su vida mas que para ir al parque o hacer algo de deporte alejado de las calles, y por tanto no entienden el punto de vista de un ciclista urbano porque no lo han podido experimentar, la gente normalmente los ve todo con el filtro de conductor de coche o de peatón, y cuando ven a los ciclistas saltándose alguna norma, por poco importante que sea, hace que cada vez tengamos peor prensa entre el resto de ciudadanía. Es curioso porque tanto los peatones como los conductores hacen habitualmente tantas o más infracciones que los ciclistas, pero estas se suelen disculpar o tener un cierto grado de compresión entre los demás, por supuesto porque todo el mundo se ha visto en la situación de ir en coche o a pie y eso hace que tengan más simpatía por estos colectivos, en cambio a los ciclistas nos ven como algo foráneo y extraño que no merece empatía. Esto hace que normalmente me empeñe en cumplir todas la reglas solamente para poner mi granito de arena para intentar que nos vean de otra manera, aunque a menudo me cabrea ver como este esfuerzo es en vano porque ya hay unos prejuicios muy firmes ("todos los ciclistas se saltan los semáforos en rojo" por ejemplo) que me dan ganas de dejar de cumplir y empezar a ir más a mi aire según mi conveniencia.

    En resumen, que es una situación complicada y ambos puntos de vista tienen sus pros y contras, al final espero que en España maduremos como sociedad y nos miremos en el espejo de otros países europeos que han integrado mejor las bicis en sus ciudades y no están tan obsesionados con el motor.

    Un saludo

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