Hay que insistir. Nunca es suficiente cuando de lo que se trata es de denunciar una injusticia flagrante. Más cuando está generalizada y oficializada. Así que vamos a insistir otra vez en lo mismo: la utilización del coche no sólo es intimidatoria y peligrosa respecto a cualquier otro modo de desplazarse y terriblemente contaminante y consumidora de energías no renovables, sino que es formidablemente abusiva por consumir un espacio excesivo y hoy en día injustificable e insoportable.
Cuesta darse cuenta de ello cuando llevamos varias décadas conviviendo con el problema, pero se hace evidente cuando se ejemplifica prácticamente. He aquí el ejemplo:
La evidencia está ahí. Las consecuencias de esta tiranía, las estamos sufriendo con resignación. ¿Hasta cuándo?
Fotografía de Mikael Colvile-Andersen
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