Todavía resuenan con estruendo los ecos de la gran conquista lusa en el camino de la normalización de la bicicleta como vehículo de pleno derecho al hacerse con una nueva normativa que así la presente y la defiende. Con naturalidad.
Fruto, sin lugar a dudas, de una sociedad civil organizada, adulta y determinada, cuyos argumentos se apoyan en cuestiones fundamentales: en la necesidad de reconocer a la bicicleta como un vehículo más en la calle, más vulnerable que otros, pero vehículo en definitiva. Sin medias tintas, con pulso firme y evitando las excepciones para buscar la regla. Porque el Gobierno portugués, como está tratando de hacer el español, había propuesto una norma que marginaba extraordinariamente a los ciclistas y los relegaba a meros comparsas en una ordenación vial claramente orientada al automovilista.
Repasando las actuaciones y las campañas de nuestra sociedad civil, representada fundamentalmente por la Coordinadora ConBici por ser la que más asociaciones aglutina, encontramos que su campaña fundamental se ha centrado en la lucha contra la obligatoriedad del casco, dejando pasar cuestiones tan centrales como el modo de circular en la calzada o la permisividad en la circulación por las aceras.
Sin embargo, después de unos cuantos varapalos recibidos de fuera y de dentro de sus filas, ConBici decidió dar un giro, que a sus dirigentes se les antojó como decisivo, para defender la Ciudad 30, esa en las que las calles de un solo carril por dirección estarán limitadas a esa velocidad, curiosamente un poco después de que la DGT hiciera mención a esa posibilidad. Y se vistieron de defensores de la calzada, después de haber estado muchos años emperrados en vender miedo y en que lo mejor para los ciclistas era huir del tráfico y refugiarse en carriles bici (aunque fueran pésimos y obligatorios). De sabios es cambiar de opinión.
Cuando la DGT que estaba en los cielos y cuyo nombre santificaban, porque los sentaba a su mesa para hacerles creer que les escuchaba, decidió mostrar sus garras a nuestros representantes se les ocurrió la idea de plantarle cara y presentarle sus armas en forma de documento, acompañado por este video.
Y es aquí donde la cosa alcanzó toda su amplitud y nos desveló que entendía esta gente como los derechos de los ciclistas. Lo que descubrimos, además de mucha mojigatería, es que las demandas de lo que se autodenomina la voz legítima del colectivo ciclista urbano y cicloturista no recogen más que una serie de excepcionalidades y se olvidan de la cuestión central: el derecho a circular por el viario y el respeto debido cuando lo hagan, además de su obligación de cumplir las normas.
Así nos muestran casos excepcionales como son la circulación contrasentido, la posibilidad de saltarse semáforos de regulación peatonal o la necesidad de circular por "espacios peatonales" y para hacerlo se sirven de una presentación del ciclista cándida, por no decir ñoña. Y luego se amparan en que en otros países más desarrollados, estas excepcionalidades están contempladas y obvian todo lo demás que ocurre en esos mismos países.
Sin embargo, cuando eludimos tratar las cuestiones centrales, las que atañen al derecho inviolable de circular con naturalidad por el viario, a la necesidad de respetar las distancias de seguridad tanto de circulación como de adelantamiento, a la exigencia de reducir la velocidad de circulación sobre todo en las intersecciones y a observar un respeto escrupuloso a los más vulnerables, empezando por los peatones, todo esto se queda en algo casi estúpido.
El problema, el gran problema en ConBici, que la DGT y cualquiera un poco despierto no ha pasado por alto, es que esta gente no quiere molestar al todopoderoso tráfico motorizado, no quiere cambiar el orden de las cosas y no quiere soliviantar a nuestros gobernantes, porque se conforman con las migajas. Les basta con tener unos pasillos para circular exhibiendo prepotencia, les basta con poder subir sus bicis en el tren, les basta con poder hacer unos cuantos contramanos y con poder utilizar las aceras.
Eso señores y señoras de ConBici, señores y señoras de la Mesa Nacional de la Bicicleta y, sobre todo, señoras y señores en general no son más que tonterías, cuestiones marginales, excepcionales. Lo importante es comprender qué significa que la bicicleta sea un vehículo y qué exige, tanto para sus usuarios como para el resto de los mortales. Si no se respeta eso, se cae, como ha caído ConBici, en trivializar la bicicleta y presentarla como algo extraordinario. Nuestros vecinos los portugueses han comprendido eso y le han visto las orejas al lobo, al mismo lobo que aquí nos amedrenta, y han decidido domesticarlo y priorizar en la construcción de un orden social basado en el respeto y no en el miedo.
Del casco, por cierto, ni mención.
No sé lo que hace Conbici, pero 100% de acuerdo con que lo del casco es una cortina de humo que nos hace perder el foco, que no es otro que el que destacas. Bravo.
ResponderEliminarTu argumentario da muchos bandazos. Te contradices demasiado Eneko y al final cargas contra el colectivo ciclista. Suerte.w
ResponderEliminarLamentable, malintencionado e injustísimo análisis de la complicada acción que está desarrollando ConBici en muchos ámbitos, aunque no en todos los que nos gustaría.
EliminarCuando hablamos contigo pareces de otra manera, pero parapetado en tu blog tu imaginación produce monstruos. Y el aliado que has escogido para difamarnos terminará por perjudicarte.
Buena suerte.
PD.- Quien no sepa lo que hace y demanada ConBici desde hace 25 años puede asomarse a http://www.conbici.org/joomla/
Querido amigo ConBici,
EliminarNo entiendo por qué sólo te enfureces cuando se pronuncia tu nombre. La crítica debería ser bienvenida y muchos de los tuyos la agradecen. Los bandazos los dais vosotros, Muchos y lamentables, aunque no creo que malintencionadamente.
Ahora bien, aquí el único que se parapeta eres tú en tu anonimato. Y no, no hay aliados, así que dime tú quién ve monstruos y dónde. A menos que te refieras a los portuguesesl, que me consta que son buenos aliados vuestros y os pueden enseñar un poco de estrategia. O mucho.
Por cierto, a la amenaza de "conmigo o contra mi" por desgracia ya estamos demasiado acostumbrados por estas tierras.
Y créeme que esto no depende de la suerte, como queréis hacer creer vosotros, sino de tener un poco más de humildad y de rigor que el que exhibís.
Un saludo.
ME PARECE UN ARTICULO EXCESIVAMENTE BLANDO CON LOS MOTORISTAS
ResponderEliminarSIN MOTOR Y OPERADORES CIRCENSES SIN CIRCO,ESO SI,CON BICICLETA.