martes, 19 de junio de 2012

Los tiempos de la bicicleta de carga

Dicen, decimos, que las bicicletas de carga representan el futuro de la logística ligera en las ciudades que quieren reinventarse y que quieren volver a intentar revitalizar los centros urbanos a fuerza de quitar automóviles y recuperar espacios públicos como lugares de encuentro y de disfrute. Muchas empresas lo están intentando, lo estamos intentando, argumentando que la bicicleta, sobre todo con pedaleo asistido en lugares comprometidos, puede ayudar a resolver el problema de la sobreocupación del espacio para operaciones de carga y descarga en las horas de reparto.

Así Txita, Vanapedal o nosotros en Oraintxe, estamos diariamente demostrando que, bien gestionado, el reto es posible, es bonito, es amable y es rentable. Tanto es así que se ha organizado un proyecto europeo para fomentar esta modalidad de transporte denominado Cyclelogistics.


Pero ¿estamos inventando algo nuevo?

Desde luego que no. En este mundo, por suerte, está todo inventado, pero, en muchos casos, está mal implementado o simplemente no está implementado. El truco no es ser genial sino ser ingenioso a la hora de elegir la tecnología apropiada para cada actividad. Muchas veces nos empeñamos en transportar sobres con camiones o cajas de vino en bicicleta. La clave está en acertar con el medio adecuado para cada misión.

Así, observando cada tarea y tratando de ignorar las tendencias fatales que adolece esta sociedad y que la están estrangulando, el reto vuelve a estar en ser económicos, en ser eficientes, para poder ser rentables en escenarios que cada vez se están poniendo más feos y que demandan cada vez más austeridad.

Hoy me he vuelto a encontrar con esta foto de la guerra en la Plaza del Castillo de Pamplona, presidida por un triciclo de carga, vehículo habitual en aquella época y no he podido menos que esbozar una sonrisa giocondiana.


No. No es por el atrincheramiento. Tampoco por la guerra. Ni siquiera porque cuando las cosas se ponen feas las tecnologías simples siguen funcionando. Es porque, hoy en día, han vuelto los triciclos a esta ciudad, como a algunas otras, gracias a una decisión arriesgada y todavía demasiado "innovadora" para una sociedad que sigue aferrada al motor y al volante hasta para llegar a lugares inaccesibles que se quieren preservar sin motorizar, después de muchos años de haberlos motorizado.

La pregunta ahora es ¿seremos capaces de darnos cuenta de que este tipo de herramientas "retrógradas" pueden aportar soluciones parciales a los graves problemas del suministro y transporte en las ciudades modernas, amables y humanizadas que están recuperando espacios libres de coches?

1 comentario:

  1. Me ha encantado eso que has dicho de que no hay que mover sobres con camiones ni cajas de vino con bicicletas y que lo hay que hacer es elegir la tecnología apropiada para cada circunstancia

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