lunes, 23 de abril de 2012

Así no, señor talibán

Corren tiempos nefastos en lo público, tiempos donde los recortes no hay por qué justificarlos, basta con perpetrarlos, tiempos donde pedir se ha convertido en sinónimo de reivindicar. Son tiempos de histeria y de confrontación, no cabe la reflexión ni el consenso, es preferible el atrincheramiento y la identificación del enemigo. Es lo único que nos da seguridad, sabernos con los nuestros, haber elegido el frente adecuado y reforzar posiciones.

En este clima casi bélico o cuando menos pre-bélico, aún hay intentos de creación de nuevos espacios de participación, iniciativas cívicas más o menos atrevidas, más o menos afortunadas y menos o más refrendadas. Lo malo en estos tiempos de recrudecimiento es que las posiciones se radicalizan y los matices se pierden porque los objetivos se maximizan y entonces las posturas se desenmascaran y los que tienen discursos monolíticos pierden la paciencia cuando no se recogen sus postulados tal cual.

Crónica de un conciliábulo biciclista

El otro día en un encuentro testimonial entre unos pocos ilusos de la bici en Pamplona tuve la desgracia de comprobarlo. El cinismo, la demagogia, la descalificación personal, dejaban patente que los buenos tiempos habían pasado y la palmada en el lomo y la rueda de prensa oficial ya no formaban parte del juego obsceno que había puesto en solfa la política de promoción de la bicicleta y había dado paso a un espectáculo dantesco de obras deficientes, actuaciones teatrales, fasto propagandístico y "marioneteo" vergonzoso. Todo por tener algunos "elementos bici" en la ciudad.

Ahora que había que retomar posiciones y recuperar los fundamentos del asunto, ahora que era el momento de hacer las cosas con calma y con principios, lejos de las prisas electoralistas y de los plazos de ejecución de legislatura, ahora que se podía retomar el Pacto de Movilidad y releer el Plan de Ciclabilidad para replantear el asunto desde el sentido común y los compromisos adquiridos públicamente, ahora que se podía restituir al peatón y desagraviarlo después de estos años de humillación, ahora que se podía recordar que el asunto iba de desincentivar y poner dificultades al uso excesivo del coche en la ciudad, justo ahora van unos pocos y nos vuelven a repetir las consignas facilonas consabidas. Esas de "la bici es buena", "carril bici ya" o "una bici más, un coche menos". Basadas en los viejos argumentos de "el miedo al coche", "la convivencia con el peatón es posible y deseable" o "sin segregación no hay futuro".

Lo que coloquialmente algunos denominamos "talibanismo", que no es otra cosa que la incapacidad absoluta de reconocer otros postulados que los propios, la tendencia a la reinterpretación de todo para argumentarlos, el extremismo y el maquiavelismo más siniestro para conseguir sus fines, aflora en estos tiempos con más fuerza que nunca. Es lo que tienen las crisis, que sacan lo peor y lo mejor de cada uno.


Desgraciadamente, con este tipo de postulantes es imposible llegar a más acuerdos que comulgar con sus doctrinas y aplaudir sus máximas. Cualquier otra cosa es una pretensión casi insultante, cuando no blasfema. Es lo que tiene estar en posesión de la verdad, que sólo te permite redimir a los demás de su equivocación.

Pues no, amigo talibán, así no mejoramos lo presente, así no se consigue ganar apoyos que no se tengan ya, así no se hace democracia, así no se cambia nada. De hecho se empeora. En fin, seguiremos buscando fórmulas para avanzar, pero, desde luego, seguiremos denunciando estas maneras y estas actitudes aberrantes. Esto no es una cuestión de fe, no estamos ungidos por un poder divino. No. Y no tragamos con eso. Perdón pero no.

"Dios quiere que ande en bici"

1 comentario:

  1. Yo fuí uno de los ilusos que acudió a la reunión, con la sana intención de empezar a trabajar con la gente y para la gente. Empezar a trabajar por otro modelo de movilidad, trabajar con peatones y ciclistas, trabajar para aportar soluciones prácticas para la gente en un escenario como el actual (parkings seguros, redes de itinerarios, promoción, educación). Y por supuesto empezar a trabajar exigiendo a las admninistraciones que soportamos que cumplan los documentos que ellos mismos han firmado. Y me encuentro posturas inmovilistas que se aferran a un modelo caduco que les ha servido a algunos hasta ahora. Me encuentro con que hay personas que no se quieren dar cuenta de que son nuevos tiempos y hay que adaptarse para tener un futuro. Me encontré un inmovilismo atenazado por el miedo. Y eso me dá miedo. Y desilusión.

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