lunes, 26 de marzo de 2012

Y se hizo la luz

La primavera ha llegado de una bofetada. Una bofetada de sol, de calor y de luz. Y es que este año han acertado a acercar el cambio horario al equinoccio y nos han regalado una hora más de día a cambio de robárnosla de sueño ese día. No acabo de encontrarle un razonamiento lógico a todo esto del cambio horario y el ahorro energético que sólo se debe producir por una extraña coincidencia en Centroeuropa y que a nosotros, a estas alturas, nos daría igual. Deben ser los mercados que operan también para esto del tiempo en que nos quieren vivos y el que nos quieren recluídos.

El caso es que el horario de verano ya está aquí y nos ha cogido de sopetón. En algunas latitudes las estaciones suelen reducirse a dos, la seca y la lluviosa, aquí tenemos la estación de la luz y la de las tinieblas. Y ahora nos toca disfrutar de la de la luz. Y se ha notado. Todo el mundo se ha tirado a la calle. Sobre todo hoy domingo.

Dominguereando

Hoy la cosa ha ido de hacer el dominguero por partida doble. Por la mañana por la carretera, por la tarde con la familia. Siempre con la bici, claro. Que no se diga. Ha sido una especie de reencuentro con la raza humana, con la fe perdida en las personas, con el tumulto, con el bullicio.

Por un lado, he podido comprobar que la afición al bello deporte de las dos ruedas, lejos de disminuir por los tristes episodios en los que se encuentra envuelto el profesionalismo, ha crecido. Las carreteras están llenas de gente en bici, debidamente pertrechada, que circula adecuadamente pese a ser, muchos de ellos, una partida de "globeros" (no iniciados). En la carretera también hay clases y categorías y mucho juego despectivo, como en la ciudad, pero multiplicado por muchos años de trayectoria. De todas formas, siempre es grato volver a recorrer las carreteras secundarias y atravesar los pueblos de la provincia. Es una forma de transportarse en el espacio y en el tiempo. Y lo digo en sentido figurado esta vez.


Por otro lado, he compartido la tarde con un montón de gente ociosa que, aprovechando el tiempo espléndido, se ha lanzado a la calle a pasear, muchos de ellos en bici. Muchísimos. Hemos recorrido algunas pistas y algunos carriles bici abarrotados de todo: bicis, caminantes y perros. Y hemos podido comprobar también cómo los carriles bici para lo que de verdad sirven es para esto, para deambular sin rumbo, por el mero placer de pedalear, con gente sin experiencia, con niños o con perros. Y me he dado cuenta de que en este sentido y con mucha precaución la cosa cobra un sentido.

No es que vaya ahora a justificar cualquier actuación, pero algunas sí cumplen esta funcionalidad, aunque curiosamente son las que llevan de ningún sitio a ninguna parte, por parques, por paseos o directamente por el campo.

No sé pero creo que la Vitamina D me ha pegado fuerte y me hace ver las cosas de otra manera. Que siga así y, por mi, que mantengan siempre el horario de verano aunque, como dicen los puretas del rollo, nos aleje dos horas del horario solar.

3 comentarios:

  1. A mi el cambio horario me parece una chorrada increible!
    Pedaleando al curro esta mañana he percibido un notable aumento de ciclistas. Viva el buen tiempo que parece espabilar a la gente! ¿Seremos como esos pajaros que les crece el cerebro en verano porque lo usan mas? Aunque experiencia no me lo confirma, espero que la tendencia siga a la alza
    bike,bike,bike :)

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  2. Me ha gustado la definición del carril bici urbano en Pamplona: "para deambular sin rumbo, por el mero placer de pedalear, con gente sin experiencia, con niños o con perros"...porque es lo que generalmente son.
    Sobre el cambio horario, y aunque conozco las razones "técnicas", sigo sin estar convencido de ello...

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  3. Yo he notado más gente preguntando en el blog... supongo que será la primavera.
    Salud y pedal

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