miércoles, 10 de octubre de 2012

Las tres BBB de la bici ya no funcionan

BBB. ¿Buena, bonita, barata? No, no son esas. De ninguna manera. Son más bien las que definen la bestial burbuja de la bicicleta, que se ha venido montando en el último lustro, o lo que es lo mismo, esa fabulosa aparatología que, bajo el eufemismo de "bicicleta pública", auspicia una iniciativa privada y privativa de la bicicleta con la excusa de convertir su uso en un nuevo servicio de transporte público deficitario.

Cualquiera con un poco de decencia y sentido común se tendría que haber percatado en su momento de que esta maniobra tenía gato encerrado, pero la felicidad derrochadora de los años locos permitió que a muchos ayuntamientos les metieran un gol para muchos años y con cláusulas de rescisión realmente formidables, con la promesa de ver multiplicados sus ciclistas y de transmitir una imagen verde inigualable e inimaginable por muchos.


Que han sido años terribles no hace falta recordarlo, pero que se empiezan a acabar es una noticia que, aunque anunciada, nos sigue costando reconocer a los de la bici, con lo cual lo vamos a pasar mal tratando de tragarla y digerirla, a menos que empecemos a ver en ello la oportunidad de retomar las cosas con un poco más de humildad, con un poco menos de prisa y con menos daños colaterales, y aquí también hay que ampliar la reflexión a lo que se ha dado en llamar carriles bici, que no han sido sino una colección de barbaridades con muy pocas excepciones.

La noticia es que hay ya unas cuantas ciudades que han decidido no seguir manteniendo las bicicletas públicas, por no poder hacer frente a sus costes o bien por ser servicios con niveles de utilización ridículos. La de esta semana: Ciudad Real.

Los expertos, que en nuestro país no son sino unos cuantos estudiosos sobrevenidos más o menos interesados en que la cosa no decaiga para mantener sus expectativas, siguen insistiendo en que todo puede resolverse con un poco de reingeniería de gestión y nos recuerdan que todo sistema de transporte público es, por definición, deficitario, así que hay que asumirlo lógicamente y hay que compararlo con el coste de cualquier otro sea bus, tranvía, metro o tren. Nadie hace una contabilidad real de la eficiencia de los sistemas, nadie estudia en serio la procedencia de los usuarios, nadie.


Los que abogamos porque esto no es más que una treta comercial hurdida de manera magistral entre unos cuantos que, salvo en las grandes ciudades (Barcelona, Sevilla, Valencia y Zaragoza) que se han hecho acreedoras de la oferta de las multinacionales y que están entrampadas a otro nivel, no funciona más que como escaparate y realmente no hace más ecológico el sistema de movilidad de las mismas, a un precio alocado, mantenemos la tesis de que el "boom" de la bicicleta pública y del bicicarril no ha servido más que para dilapidar todo el presupuesto bici disponible e incluso más y para diferir el curso evolutivo normal y razonable de una tendencia que ya era indiscutible antes de que nos vendieran todo este invento.

Así pues, bienvenida la recesión en la bicicleta pública y bienvenida la crisis en la implementación de nuevas barbaridades, sólo así podremos tener nuevas oportunidades de reintroducir la bicicleta desde la base y promocionarla en los centros de actividad.

Incluso los propios magistrados en el asunto empiezan a dudar de su eficacia. Más vale tarde que nunca.

14 comentarios:

  1. Me parece un razonamiento excelente y muy bien argumentado. Gracias Eneko.

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  2. En Barcelona parece que también están empezando a enterrar el sistema público de bicis, el año que viene subirán la cuota al doble de la actual. Creo que habrá bastante gente que se dé de baja.

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  3. Y no sólo ciudades. El dispendio sin control (ni sentido), como no, llegó a las Universidades.

    No están todas las que son, aunque sean todas las que están:

    https://sites.google.com/site/circularenbici/universidades-con-bicis-publicas

    Por supuesto, no aptas para mandamases.

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  4. Creo que no todos los sistemas de bicicleta pública deben estar en el mismo saco (y que no todos son un transporte público). Quizás diferenciar unos de otros nos ayudaría a reconocer la diversidad y saber cuando pueden ser un despilfarro, una política escaparate más o una buena forma de completar la oferta de transporte en las ciudades.

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  5. ¿Boom del bicicarril? ¿Pero si han hecho tres tramos sin conexión ni continuidad y han pintado una raya en las aceras para hacer-como-que-hago-pero-no-hago? Debía estar fuera cuando echaron ese capítulo.

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    1. Y menos mal que se han quedado sin dinero para seguir haciendo lo que les faltaba...

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  6. Por alusiones:
    1. “Los expertos, que en nuestro país no son sino unos cuantos estudiosos sobrevenidos más o menos interesados en que la cosa no decaiga (…)”. Ni que decir tiene que tu (des)calificación no sólo es ofensiva sino que es incierta. Te lo he explicado con anterioridad: haber dedicado gran parte de los últimos años a estudiar profesional y académicamente la bicicleta pública no te convierte ni en su amigo ni su enemigo, al revés, lo que te proporciona es la capacidad de analizarla con más cabeza y menos corazón.
    2. Efectivamente, estoy en contra del concepto “bicicleta pública a coste cero”. Como he dicho muchas veces en el blog, el transporte público ni es de coste cero ni nadie lo plantea. Lo que hay que exigirle a la bicicleta pública (y al transporte público o a cualquier proyecto) es que el dinero invertido tenga resultados. Y para hacer ese juicio crítico lo que hacen falta son datos, sobre todo en lo relativo a la procedencia de los usuarios, que es lo que vengo pidiendo desde hace tiempo.
    3. Lo que no me parece nada adecuado es crucificar por eso a la bicicleta pública, todo lo que digo sobre ella es igualmente aplicable a la bicicleta privada o cualquier otro modo de transporte sostenible. ¿O acaso hay datos sobre la procedencia de los usuarios de la bicicleta privada? Lo que me dice la intuición es que las cifras serán similares al de la bicicleta pública. Y eso no significa que haya que defenestrar a la bicicleta privada, sino simplemente que su introducción no se ha hecho con las políticas adecuadas, que es justo a lo que aludía en mi post.
    4. No estoy de acuerdo en que la bicicleta pública se haya comido el presupuesto de la bicicleta privada. Primero, que antes, si es que existía dinero destinado a la promoción de la bicicleta, era muy poco, así que no creo que haya afectado mucho en ese sentido. Y segundo, construir, por ejemplo, un aparcabicis no debería implicar tirarnos de los pelos por no haber pagado una biciescuela. Si el aparcabicis tenía sentido entonces bienvenido sea. De hecho, lo más probable es que hagan falta las dos cosas y lo que hay que hacer es simplemente definir un orden de prioridades. Lo que no podemos es apedrearnos entre aquellos que en el fondo defendemos lo mismo. Mientras unos se pelean por las migajas, otros se sacian con la mayor parte del pastel , del presupuesto y de la sección vial.

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    1. Te sigues engañando, Alberto.

      No se puede comparar bajo ningún concepto la bicicleta privada con la bicicleta pública, simplemente porque la bicicleta privada es una opción individual, autofinanciada y libre, y la bicicleta pública es una opción impuesta, normalmente sobrevenida y que consume dinero público de manera intensiva.

      Por supuesto que nunca los presupuestos que ha conseguido la operación de la bici pública se hubieran destinado al desarrollo del uso de la bici privada. Pero eso no hace menos legítima la exigencia de un presupuesto semejante para el desarrollo cultural y social de la bicicleta.

      Ahora bien, lo que no es de recibo es que trates de hacer de la excepción regla y que, como hay algún sistema de bicicletas municipales razonables (que nos tendrás que explicar cuál es y por qué), entonces todos o la mayoría vayan a ser buenos o se puede hacer que lo sean.

      Por supuesto que cuando se generaliza se hierra, pero es la única manera de exponer una situación que se ha repetido de una manera mayoritaria.

      Siento que te haya ofendido la calificación de expertos estudiosos. No trataba de ser peyorativa, sino simplemente descriptiva.

      Enhorabuena por tu labor.

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    2. Sobre el modo de transporte que utilizaban previamente los que se pasan a la bicicleta como medio de transporte creo que dependiendo de como promuevas la bici los "conversos" vendrán de un modo u otro. Si haces aceras-bici es el peatón el que percibe ese aumento de visibilidad. Es el peatón el que ve mermado su espacio. Es como el peatón como se fomenta el uso de la bici. No es de extrañar pues que sean peatones los que ponen ruedas.
      Si se fomenta la bicicleta restando ventajas al coche, calmando o restringiendo el tráfico para aumentar la seguridad de la bicicleta sin maltratar la dignidad vehicular de la bicicleta. Si se forma a los ciclistas para que se desenvuelvan con seguridad en el tráfico. Si cuando se pone un aparcabicis se quita una plaza de aparcamiento de coche, es decir se ponen sin reducir espacios peatonales. En fin cuando los ciclistas circulan por la calzada calmada son los conductores de los otros vehículos los que ven las bicis y no solo no las atropellan si no que además algunos (menos de los que nos gustaría pero cada vez mas) copian la idea.

      Es el modelo de acera bici (digase infraestructuras si se quiere) y bicicleta pública el máximo exponente de "buscar ciclistas" entre los peatones. Algo que como bien dices puede ser un beneficio individual pero socialmente es la reducción de coches lo que necesitamos.

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  7. A mi siempre me ha parecido inadecuado el sistema de bicicletas publicas. Nunca estan a tu medida, nunca te seran comodas. Es posible que en algunas ciudades estos sistemas hayan ayudado a que algunas personas se decidieran por utilizar bicis, pero dudo que muchos. Los ayuntamientos harian mejor en invertir dinero en aparcamientos seguros para bicicletas privadas y en systemas que verdaderamente ayuden a mejorar la seguridad de los ciclistas. No es tan dificil, pero hay que tener imaginacion. Tambien es probable que no de dinero a empresas privadas que obtienen contratos de mantenimiento de la cosa publica.

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  8. Hace ya un tiempo que leo a Eneko y si bien es cierto que no siempre estoy de acuerdo con sus apreciaciones y comentarios, en lo básico coincido mucho con él. A Alberto lo acababa de conocer en un artículo que he leido justo antes de este y diría que en lo básico también coincide con Eneko. Pero el comentario sobre los expertos duele, pero bien mirado, ¿No tiene algo de razón? Como siempre no se puede meter en el mismo saco a todos, pero los que nos movemos habitualmente desde hace años en bicicleta sabemos que la política de la bicicleta se hace de cara a la galería y no de cara a los resultados, y yo al menos he de pensar que los políticos que las implementan están asesorados por "expertos", claro que después vemos como determinados estudios sobre la bicicleta se encargan a grandes clubes automobilistas (ADAC, RACE).

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    1. "he de pensar que los políticos que las implementan están asesorados por "expertos". Bueno, pues ya te lo has dicho todo ;-). Digamos más bien que cada político encuentra el experto que quiere para justificar lo que quiere (en el caso improvable que sienta que deba justificar lo que quiere. Estamos en España ¿hola?), lo cual no quita que haya otros que digan lo contrario.

      En este caso el comentario duele no por tener razón, sino porque es totalitario. Creo que poca gente hay más crítica e independiente que Alberto en este tema.

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  9. Reblogueado por su vigencia getafense. Penultimos pardillos del tima de la bicicleta de alquiler subvencionado. http://mejorporlacalzada.blogspot.com.es/2012/10/las-tres-bbb-de-la-bici-ya-no-funcionan.html

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