Porque no aguanto más que la gente, esa pandilla de interesados y aprovechados, pirateen mis artículos sin pedirme permiso. Porque no soporto que no me idolatren por el esfuerzo que hago todos los días por ser un profeta del rollo del que escribo. Porque nadie contrata mis servicios ni me paga por lo que hago o lo que me gustaría hacer. Porque muchos atrevidos ponen en cuestión mis opiniones. Lo cierro y punto.
Eso ha debido pensar David Hembrow, uno de los autores más sagrados y consagrados de la defensa del carril bici holandés a ultranza, que hasta ayer publicaba A View from the Cycle Path (una mirada desde el carril bici), uno de los blogs más exitosos del mundillo pro-bici cibernético. David se ha enfadado y se ha quedado con el balón, porque era suyo, y ha dejado a todo su batallón de seguidores sin juguete, así por las malas. El caso, que se ha preocupado en explicar en la única entrada a la que se puede acceder, es sangrante, aunque no por eso sea menos habitual.
David, un cestero inglés emigrado al paraíso neerlandés para convertirse en misionero de la causa carrilbicista en el universo mundial angloparlante y guía turístico del tema, resulta que no ha conseguido ni desde el exilio ser profeta en su tierra natal y se ha rebotado por las falsas promesas de algunas de las principales entidades del rollo ciclista, a saber: la LCC, la ETA y la ECF, o lo que es lo mismo, la London Cycling Campaign, la Environmental Transport Association y la European Cyclists' Federation.
No vale la pena entrar en detalles, porque son bastante nimios, una pataleta, lo que sí se merece unas líneas es la reacción de este blogger afrentado. Pretender que los contenidos de un blog o la simple actividad creativa que se publica abiertamente en la red son algo más que un ejercicio de altruismo divulgativo, más o menos exitoso y más o menos íntegro y responsable, es pedirle demasiado a internet. Perder la noción de esto y correr el riesgo de endiosarse es todo uno.
Hay que saber cuál es el sentido de escribir cada día o cada semana o cada mes. Para el que escribe. Y luego ser responsable respecto de lo que se publica. Reclamar derechos de autor, presuponer que necesariamente tus lectores son tus clientes, exigir integridad en este mar de piratas es haber perdido el norte. Todo tiene un sentido y todo tiene un momento, y es comprensible que si el objetivo de un blog era puramente mercantilista es lógico que este se clausure cuando no da los réditos esperados.
Yo sigo creyendo que esto se hace porque sí, porque uno cree que es interesante, emocionante y útil. Si no, es mejor plegar. David Hembrow ha plegado despechado como una figura del toreo, que uno nunca sabe si es una retirada definitiva o si es un brindis al sol a modo de órdago farolero.
Le echaremos de menos. Una lástima ¿El siguiente por favor?
Coño, me habías asustado!!
ResponderEliminarY A MI!!!
ResponderEliminarEneko, vaya susto que nos has dado :)
ResponderEliminarJajaja, ¡que entrada tan impactante! Me ha encantado el efecto teatral.
ResponderEliminarDe vez en cuando hay gente que se ofende porque yo no cobro por mis aportaciones ciclistas en Madrid. Tengo bastante claro que la alternativa a hacerlo gratis no es cobrar, sino no hacerlo. Y si creo que merece la pena, más vale tomárselo como un voluntariado para la comunidad que como un negocio. Se disfruta más y tienes más libertad de acción.
A mí también me sacó un susto jeje y una alegría saber las razones del por qué escribes. Soy asiduo lector de tus entradas y comparto y me enriquezco (mentalmente) con tus puntos de vista, opiniones y artículos.
ResponderEliminarSaludos!