Enhorabuena. Parece que, por fín, un poco de sentido común empieza a aflorar en las políticas de movilidad municipales.
Sin embargo, sorprende que la implantación de nuevas zonas 30 se haga en barrios secundarios y no se siga ampliando como una mancha de aceite lo que empezó a hacerse con buen criterio en el centro urbano. Es decir, ¿por qué no se aplica esta medida en barrios como Iturrama o San Juan mucho más céntricos y con más tráfico interior que Chantrea o Mendillorri? ¿Por qué se aplica a Milagrosa y no a su vecina Azpilagaña? ¿Qué han hecho Ermitagaña y Mendebaldea, con calles del mismo corte, para permanecer exentos?
Sorprende igualmente que la limitación de velocidad sólo se plantee en calles unidireccionales cuando está demostrado que son mucho más peligrosas las bidireccionales. De hecho, el proyecto de modificación del reglamento de circulación planteado por la Dirección General de Tráfico sólo habla de un carril por dirección cuando plantea esta medida.
¿Es suficiente?
La amenaza de la denuncia, la multa y la pérdida de puntos penderá con más peso sobre las cabezas de los automovilistas, pero, en realidad, esa medida de limitación de velocidad en calles de un solo carril y sentido y con coches aparcados sólo va dirigida a unos pocos kamikazes, porque en la práctica en esas calles ya se circula por debajo de 30 kms/h. No se habla de cómo se va a perseguir los excesos de velocidad. No se habla tampoco de educar a los conductores en las normas básicas de convivencia con otros usuarios de la calle. No se habla, por ejemplo, de denunciar a automovilistas que no cedan en los pasos peatonales. No se habla de reconfigurar algunas calles para disuadir de su uso como autopistas urbanas. Con lo que se deduce que nada de eso se va a hacer.
En fin, que una vez más se vuelve a trabajar sobre los sectores minoritarios (también es lo más barato) y no se ataca al problema de raiz. Los atropellos graves y mortales siempre, repito siempre, son producidos por vehículos motorizados. No podemos culpabilizar a las víctimas sin responsabilizar antes a los causantes.
Menos carril bici
Mientras tanto, por lo menos, se ha aprovechado la ocasión para anunciar que no se van a seguir haciendo más desmanes en forma de carriles bici deficientes y que no se van a pintar aceras de menos de 3 metros para permitir por ellas la circulación de bicicletas.
Ahora ya sólo queda que alguien proponga habilitar aparcamientos seguros para bicis, empezando por los centros educativos y siguiendo por los demás centros de actividad, y que la educación vial no la impartan los mismos que han estado promoviendo el uso indiscriminado de las aceras como refugio ciclista. Pero eso va a ser más difícil porque estamos en tiempos de crisis y todavía hay gente que trabaja gratis por la causa.
Pero lo que sigue siendo la asignatura pendiente, es poner en tela de juicio el uso excesivo del coche en la ciudad que es lo que provoca tantos accidentes, tanta inseguridad y tanta violencia vial.
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