Páginas

sábado, 21 de enero de 2012

2D2 (acertijo)

Hay una serie de sucesos que, por más que sean importantes porque abundan en la inseguridad de los ciclistas en la ciudad, no aparecen en las estadísticas por no ser motivo de atestado policial ni requerir ingreso hospitalario. Me refiero a todos esos accidentados de carácter leve que se estan multiplicando en nuestras ciudades presuntamente ciclabilizadas, gracias a la ayuda de esas infraestructuras terribles que son las aceras bici.

2 de 2 ¿coincidencia?

Ayer mantuve dos conversaciones con dos personas que habían resultado atropelladas recientemente en sendos pasos peatonales, cuando iban siguiendo la traza de sendas aceras bici bidireccionales. Las dos personas habían sido atropelladas en pasos peatonales por coches cuyos conductores no les habían visto, pese a haber sucedido, en ambos casos, a la luz del día y en calles de tráfico calmado con un carril en cada dirección. Lo que hace unos días tratábamos de explicar como la trampa mortal de la seguridad percibida.

A las dos víctimas propiciatorias les parecía que los conductores de los coches eran los culpables de los accidentes, culpabilidad que eran capaz de reconocer los propios encausados según los relatos. Sin embargo, ninguna de las víctimas era capaz de explicar cómo hubiera podido evitar el atropello. Ninguna de ellas habían tomado las precauciones necesarias para afrontar estas situaciones: reducir la velocidad e incluso frenar, asegurarse de que te han visto o establecer contacto visual con los conductores antes de incorporarse.


2 dedos serían suficientes

¿Por qué pasa esto? ¿Es que la gente es estúpida? ¿Es que no tienen dos dedos de frente? ¿Es que no valoran su integridad física? ¿Es acaso que vale más tener la razón que evitar un atropello?

Muchas veces nos devanamos la cabeza intentando hacer normas que recojan todo tipo de supuestos para tratar de ordenar toda una serie de situaciones que hemos sido nosotros mismos las que las hemos creado a base de perder el sentido común y la capacidad de dejar que la gente se las entienda y actúe desde la prevención y desde la empatía. Pero parece que en los últimos años de ciclabilidad alocada y de conculcación colectiva del derecho a la libre elección y al entendimiento, se ha hecho necesario regular lo irregulable, lo que no atendía a ninguna razón, lo que se ha hecho aprisa y corriendo y de cualquier manera. Porque la gente prefiere, por lo visto, seguir órdenes y pagar multas. Aquí, según parece, más vale lamentar que prevenir o, dicho de otro modo, nos gusta recibir.

Nada indica que algo de esto vaya a cambiar a corto plazo, ya que, a lo sumo, las últimas propuestas van dirigidas a revisar la red ciclista, a parchear las chapuzas o a imponer la norma antes de tratar de consensuar nada, de reconocer los desmanes hechos o de recular en busca de escenarios más razonables, más naturales y que faciliten el entendimiento y nos ahorren un montón de tiempo, de dinero, de disgustos y de discusiones. Pero está visto que no.


5 comentarios:

  1. Hola Eneko, acabo de conocer tu blog y me gusta. Sobre lo que comentas de los cruces para peatones usados por ciclistas, es algo que nunca comprenderé. Ya en la escuela a los pequeñines les dicen que no se puede pasar un paso de peatones ni montado en bici (sólo llevándola de la mano) ni corriendo, y ahora nos encontramos que los propios ayuntamientos contradicen todas estas sabias recomendaciones, haciendo puntos negros que salen como setas por toda la península...

    Sobre este tema hice yo una entrada en mi blog, igual te gustará comentar o matizar:
    http://porelcarrilbici.blogspot.com/2011/06/carriles-bici-aceras-bici-y-cruces.html

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muy interesante Eynar. Creo que recoges perfectamente los riesgos que ofrecen los distintos escenarios en los que los "carriles bici" ponen a los ciclistas y los problemas que acarrea la confianza de la falsa seguridad percibida. Enhorabuena.

      Eliminar
  2. Nos queda el poder que potenciar la empatía. De no colisionar con la trampa que tiende la adrenalina. La educación. La adecuación con el alrededor. No tentar a la suerte en demasía. Mirar a los ojos de quien conduce. No ir ciego de ira. Atender con más precisión los puntos ciegos, los ángulos muertos. No responder con aspavientos, no monologuizar cuando nos pasa algo recreándonos en nuestro punto de vista a la vez que olvidamos qué es lo que vió el supuesto "contrario" de nuestras vías urbanas.
    Quizás no sea malo del todo replantearnos actitudes. Lo que hacemos por rutina, nuestros modos de comportamiento cuando circulamos por la ciudad tiene mucho de "frases hechas", de anticuestionamiento, de caracteres inamovibles, y de terquedades que dan pie a situaciones tan paradógicas y estrambóticas que en ocasiones parecemos luchadores de lógica. Se ve esto cuando alguien piensa que el que está delante debería parar y dice "yo paso por cojones". Hay gente que ve en las señales de tráfico, en badenes, en la morfología del paisaje de la city continuas intromisiones a su derecho de circular tal y como su momento le dicta, ansioso o mortecino, vital o con pesadumbre, adecuamos nuestras sensaciones al modo en el que conducimos, no de manera general, pero sí en muchas particularidades esto se da de manera continuada. No hemos sido educados en atender a lo que se nos pone delante, al rojo de detención y al verde de la continuación, porque pensamos que ya tenemos muchos colores que nos influyen en el día a día como para hacer caso a los que nos imponen cuando nadie pasa por la derecha o nadie parece que sale de ese garaje. Las prisas, el derecho de nuestra muy bien construida razón en base a ...monólogos interiores. Todos así estamos exculpados de los delitos, todos indemnes de las tropelías que se ven a diario, de los malos gestos, de las malas caras. Por eso quizás enmiendas tus heridas, te reconcilias con tu hábitat de gravillas, velocidades y pinturas deslizantes, con elementos que tienden una trampa con señalamiento oculto, cuando ves aparecer a alguien pidiéndote disculpas por su modo de encarar un accidente o una invasión de tu espacio o ruta, y así te es más fácil perdonar "daños colaterales" de una supuesta guerra en la que yo creo, gana el que resta importancia a los excesos que se dan el tema de la circulación en general. Pedagogía de no atentar al menos común de los sentidos.

    ResponderEliminar
  3. Es gracioso, pero yo diría que es la manera que tienen las administraciones y los políticos para volvernos más tontos de lo que ya somos a la vez que nos venden una imagen "moderna" por equiparar a las bicis y los peatones. poco a poco nos estamos volviendo más trogloditas y menos educados o respetuosos con los demás y el medio urbano que nos rodea. Y es que cada día ser peatón o ciclista está más crudo. El coche sigue siendo el rey contra viento y marea, y él solito se come la mejor porción del espacio libre con utilidad de nuestras ciudades mientras se lo consentimos todo. La señal es la muestra de que los demás nops tenemos que pelear por las migajas viales que quedan

    ResponderEliminar
  4. Estoy de acuerdo en una cosa fundamental: USAR LA LÓGICA!!! igual tengo razón en un cruce, puedo ser un atropellado teniendo la razón,hay que parar si hace falta aunque tengamos la razón.
    Con lógica, respeto a todos (incluidos vehiculos) y educación, los gobernantes no tendrían tanto sentido y no se malgastaria tanto dinero en leyes y decretos y actualizaciones..

    ResponderEliminar