sábado, 31 de marzo de 2012

Tener salud, dos piernas y una bici es un lujo

Un lujo. Poder recorrer distancias considerables con tu propia fuerza, sentir el entorno en toda su intensidad, desplazarse disfrutando del itinerario, es un lujo. Ya es hora de dejar a un lado la idea de que la bicicleta es algo penoso, marginal y ridículo. Ya es hora de ampliar la perspectiva que la reduce a un deporte, a un juguete o al recurso de los que no tienen medios para acceder a otros vehìculos. La bicicleta es un lujo porque te permite vivir con intensidad, de forma saludable y siendo respetuoso con los demás.


Un lujo. Sentir cómo avanzas, sin perderte los detalles del camino, pudiendo saludar a la gente y devolver los saludos, notando los cambios de temperatura, el sol, el calor, el frío y la lluvia, con una salud reforzada por la propia bicicleta, con total autonomía.

Tener salud, dos piernas y una bici es un lujo al alcance de demasiada gente, aunque todavía hay mucha que lo ignora o que lo evita. Ellos y ellas se lo pierden.

viernes, 30 de marzo de 2012

Bicicletas: doblemente revolucionarias

Ayer fue día de huelga, día de acción directa en la calle. Lejos de tratar de hacer balance sobre la incidencia de la misma y sobre su trascendencia en el devenir de este país renqueante, yo voy a hablar de bicis. Sí de bicis, para hablar del resto ya están los demás.


Las bicicletas han tenido en esta huelga una presencia especial. En muchas ciudades se han convertido en una herramienta más de reivindicación y en un vehículo especialmente indicado para este tipo de jornadas por su agilidad, por su capacidad de escurrirse en el tráfico y por su rapidez. En la mía también.

El "bicipikete"

De hecho, se había convocado un "bicipikete" sin más siglas y más identidad que esa. La idea: utilizar las bicicletas para colapsar el tráfico en rotondas y accesos estratégicos. La cosa ha resultado divertida y efectiva hasta que la Policía Municipal ha intervenido y ha requisado las bicis a una veintena de "bicipiketeros" que, incrédulos, han visto como el brazo inquebrantable de la movilidad les ha desprovisto de sus vehículos y les han obligado a echar pie a tierra y continuar su jornada andando... y entonando como consigna "Los munipas nos han robao las bicis".

Sirva esta anécdota para dejar constancia de una acción, que siendo pacífica y planteándose de manera casi festiva, ha resultado ser bastante más incisiva de lo que a priori se podía haber sospechado.


Pero es que, además, la bicicleta aporta otro aire y otro estilo a las manifestaciones. Las bicicletas ocupan espacio, se mueven suaves y silenciosas, aportan paz y tranquilidad porque son vulnerables, y además le dan un toque fresco y simpático. Mucho más cuando, algún ocurrente, incorpora música a su montura para, de alguna manera, proponer algo alternativo al "la la la lara lara lara".



miércoles, 28 de marzo de 2012

Llevar a tus hijos al cole en bici está perseguido

Ha explotado en internet el caso de un padre de Pozuelo que fue advertido por la policía local de esa población madrileña por llevar a sus hijas en su bici al cole. Se han hecho eco de la noticia hasta el pope del ciberbiciespacio Copenhagenize y la ECF European Cyclists' Federation. La lluvia de comentarios no se ha hecho esperar. Ignominia, vergüenza, subdesarrollo... la gente ha dado rienda suelta a su exaltación.


No quiero abundar en el caso concreto, pero sí me parece oportuno recordar que en este país la ley no está a favor del transporte de criaturas en bicis ni en remolques y es un asunto crucial en una sociedad altamente motorizada precisamente por este motivo: el transporte escolar es la gran excusa para utilizar el coche. Uno de los argumentos que más utiliza la gente para recurrir inevitablemente al coche en sus desplazamientos urbanos es que tienen que llevar a sus churumbeles al cole, a la guardería, al instituto o a cualquier sucedáneo de los mismos.

Llevarlos en coche está protegido

Y resulta curioso el celo de muchos agentes de la ley en perseguir malhechores en bicicleta a la vez que se relajan ante las transgresiones de los padres automovilistas y facilitan y dan cobertura a prácticas como la doble fila, la invasión de pasos de cebra, las maniobras irregulares y la violencia vial en los accesos a los centros de menores.



Más de lo mismo

El otro día me comentaba un compañero que la policía local de Pamplona le había parado, por segunda vez en menos de un mes, para comprobar si llevaba a algún chiquillo en su remolque Chariot cuando venía de camino a Mundoraintxe. En ambas el carro iba vacío, lo cual no ha servido para amilanar a los servidores de la ley a mantener su vigilancia hacia el forajido con su carromato.

- Ya sabes que está prohibido usarlos en la calzada ¿no?
- Sí, sí, pero yo nunco voy por la calzada cuando llevo a mi hijo.

Arguye intimidado, como si fuera posible o recomendable hacerlo.

- Ah vale - advierte el agente. Y prosigue- Por cierto ¿ese compañero tuyo que lleva a dos niños en un tandem? ¿Eso está homologado?

¡Me han pillado! ¡Y por lo visto nos han abierto ya una linea de investigación! Es lo que tiene el crimen organizado. De momento sigo siendo un fugitivo, ya veremos cuánto me dura.

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martes, 27 de marzo de 2012

Comprender el tráfico para combatir sus vicios

Hay cosas que, a fuerza de ver cómo se repiten, acabamos considerándolas inevitables. Muchas veces simplemente porque nadie se ha preocupado en explicarnos cómo se producen. Y somos capaces de correr con todas las consecuencias de ello como si fuera imposible actuar. Un ejemplo: el atasco y su relación directa con la velocidad de circulación. Aquí tenemos la explicación en tan sólo 40 segundos.



Algo tan sencillo, tan lógico, tan de cajón y sin embargo tan difícil de explicar a nuestra población y casi imposible de entender por nuestros responsables de la gestión del tráfico. La reducción de la velocidad y el respeto de las distancias de seguridad permite no sólo pacificar el tráfico y evitar los atascos, sino que pasen más coches por el mismo circuito en el mismo tiempo. Terrorífico. Visto esto quizá es mejor que nuestros gestores no aprendan la fórmula porque harán, simultáneamente, inducir más tráfico hacia dichos circuitos.

No obstante, resulta increíble que algo tan rotundo no caiga por su propio peso. Algo que beneficia a todos en cuanto a seguridad, agilidad, concurrencia potencial e incluso capacidad, se ignora o se evita. Debe ser que para mucha gente circular a 30 kms/hora en coche respentando las distancias de seguridad es hacer un ridículo espantoso, ir en contra de nuestra idiosincrasia abusiva e invasiva o algo así. ¡Como para hablar de reducir las oportunidades de circulación!

Y así andamos tragando carros y carretas y corriendo con las consecuencias de nuestra ignorancia atrevida y de nuestra insolencia temeraria. Sólo cuando seamos capaces de darnos cuenta de este tipo de problemas simples, seremos capaces de combatir sus consecuencias. Dicen que no hay más ciego que el que no quiere ver y que el mejor tratamiento para muchas enfermedades es el reconocimiento del paciente del problema que aqueja.

Parece que aún no estamos dispuestos a quitarnos las orejeras. Seguiremos insistiendo.

lunes, 26 de marzo de 2012

Y se hizo la luz

La primavera ha llegado de una bofetada. Una bofetada de sol, de calor y de luz. Y es que este año han acertado a acercar el cambio horario al equinoccio y nos han regalado una hora más de día a cambio de robárnosla de sueño ese día. No acabo de encontrarle un razonamiento lógico a todo esto del cambio horario y el ahorro energético que sólo se debe producir por una extraña coincidencia en Centroeuropa y que a nosotros, a estas alturas, nos daría igual. Deben ser los mercados que operan también para esto del tiempo en que nos quieren vivos y el que nos quieren recluídos.

El caso es que el horario de verano ya está aquí y nos ha cogido de sopetón. En algunas latitudes las estaciones suelen reducirse a dos, la seca y la lluviosa, aquí tenemos la estación de la luz y la de las tinieblas. Y ahora nos toca disfrutar de la de la luz. Y se ha notado. Todo el mundo se ha tirado a la calle. Sobre todo hoy domingo.

Dominguereando

Hoy la cosa ha ido de hacer el dominguero por partida doble. Por la mañana por la carretera, por la tarde con la familia. Siempre con la bici, claro. Que no se diga. Ha sido una especie de reencuentro con la raza humana, con la fe perdida en las personas, con el tumulto, con el bullicio.

Por un lado, he podido comprobar que la afición al bello deporte de las dos ruedas, lejos de disminuir por los tristes episodios en los que se encuentra envuelto el profesionalismo, ha crecido. Las carreteras están llenas de gente en bici, debidamente pertrechada, que circula adecuadamente pese a ser, muchos de ellos, una partida de "globeros" (no iniciados). En la carretera también hay clases y categorías y mucho juego despectivo, como en la ciudad, pero multiplicado por muchos años de trayectoria. De todas formas, siempre es grato volver a recorrer las carreteras secundarias y atravesar los pueblos de la provincia. Es una forma de transportarse en el espacio y en el tiempo. Y lo digo en sentido figurado esta vez.


Por otro lado, he compartido la tarde con un montón de gente ociosa que, aprovechando el tiempo espléndido, se ha lanzado a la calle a pasear, muchos de ellos en bici. Muchísimos. Hemos recorrido algunas pistas y algunos carriles bici abarrotados de todo: bicis, caminantes y perros. Y hemos podido comprobar también cómo los carriles bici para lo que de verdad sirven es para esto, para deambular sin rumbo, por el mero placer de pedalear, con gente sin experiencia, con niños o con perros. Y me he dado cuenta de que en este sentido y con mucha precaución la cosa cobra un sentido.

No es que vaya ahora a justificar cualquier actuación, pero algunas sí cumplen esta funcionalidad, aunque curiosamente son las que llevan de ningún sitio a ninguna parte, por parques, por paseos o directamente por el campo.

No sé pero creo que la Vitamina D me ha pegado fuerte y me hace ver las cosas de otra manera. Que siga así y, por mi, que mantengan siempre el horario de verano aunque, como dicen los puretas del rollo, nos aleje dos horas del horario solar.

sábado, 24 de marzo de 2012

El horno no está para bicis

Lo sospechábamos hace ya unos años, pero hoy en día se ha puesto más de relieve. A la bici ni agua. Estamos en medio de una situación de bloqueo, de enroque, de apuntalar y mirar a ver si pasa el temporal, y en estos tiempos en los que uno diría que la bici cobra un sentido estratégico como medio limpio, económico, simple y particular, resulta que es cuando menos caso se le hace. Relata Juan Merallo, lider de Pedalibre y miembro activo de ConBici, sus vicisitudes en el ingrato deporte de hacer pasillos ministeriales, cómo se les evita, se les ningunea y se les da largas o directamente negativas.

Está claro que no son buenos tiempos para ir a pedir a las administraciones porque no quieren saber nada de nada. Todo está cancelado, recortado, comprometido, y cualquier propuesta que no esté incluída, queda inmediatamente excluída, sin conocerla. Nada es nada. Los espejismos de años anteriores, sobre todo impulsados por el IDAE, a través de sus programas de eficiencia energética que fueron los que dieron alas a la implantación alocada de sistemas de bicis públicas, por el fatídico Plan E, que alentó a muchos municipios a hacer carriles bici basura aprisa y corriendo, y por la promesa de la DGT de reformar el Reglamento de Circulación, esos espejismos han acabado y han dejado más lodo que otra cosa.

Pretender ahora reavivar la llama de la bici en una administración empeñada más en cumplir las exigencias de la UE de los mercados que en replantear la economía de un país es pedirle peras a un olmo enfermo e infeccioso. Hay que pensar en  otras estrategias. Hay que volver a la acción. Como en los viejos tiempos, pero con herramientas modernas. Hay que seguir saliendo a la calle en bici.

Esto no es una moda, no es un capricho, no es un esfuerzo por cumplir tratados internacionales ni por hacer sostenible la movilidad. Andar en bici es algo práctico, personal, individual, económico, sano, reconfortante, eficaz, divertido, vivo y endiabladamente adictivo. Sólo por eso va a triunfar, lo demás son cantinelas.

Así que Juan, Sol & Co. gracias por el esfuerzo pero creo que vienen años de calle, no de pasillos.

viernes, 23 de marzo de 2012

La gente mayor anda en bici por la calzada

No es el primero que veo y van tan tranquilos con su bici, a su paso, lentos, ocupando su carril, con dignidad, sin importarles nada. Me lo contaba el otro día alguien con una mezcla de estupor y admiración. ¿Son unos inconscientes? ¿Son acaso unos osados? ¿O es que simplemente han perdido el juicio consecuencia de su avanzada edad? Nada de eso.

La gente mayor anda en bici por la calzada porque es lo que han hecho toda la vida. Es lo que saben hacer y además toda la vida les ha ido bien haciéndolo. No comprenden eso de ir en bici de otra manera. Les enerva ver a esas jovenzuelas y esos maduritos (¿o era al revés?) intentando inútilmente poner en juego la tranquilidad de las aceras para tratar de circular en sus bicis. En la calzada no pasa nada o al menos no pasa nada especial, nada que no le pase a alguien que circula, que se pone en movimiento y que comparte el espacio con otros que circulan. La vida es así. No tiene más misterios.

Fotografía inspiradora gracias a Bici Clear

Pero ellos no andan aleccionando a nadie ni pidiendo derechos descabellados, porque no entienden bien por qué demonios hay que hacerlo y mucho menos para qué sirve. Ellos usan la bici porque les sirve y no se andan con monsergas, quizá porque ya hayan recibido demasiadas y les haya tocado dar algunas y saben, mejor que nadie, que el movimiento se demuestra andando. Y punto.

No los verás quizá por las grandes avenidas, nunca por las rondas ni por las superrotondas. Se las han apañado para buscar rutas rápidas, tranquilas, fáciles y convenientes. Tampoco les verás montando broncas, pasando rozándole la nariz a alguien, haciendo maniobras sin señalizar o cometiendo imprudencias. No. ¿Para qué? Eso no te lleva a ninguna parte y, sobre todo, no te hace más que perder el tiempo y ponerte en peligro. Además no tienen ningún empacho en bajarse de la bici y caminar un rato. La prisa no es buena consejera.

Lo que pasa es que esta sociedad en la que vivimos ha arrinconado a su gente mayor, porque ya no son competitivos, porque ya no pueden correr, porque han perdido su agresividad, porque no entienden la vorágine. Son lastres, reaccionarios, obsoletos, lentos y tienen demasiado cuajo para los tiempos que corren, endiabladamente. Y así nos va.

A ver cuándo maduramos un poquito y devolvemos a la gente mayor el respeto que se merece y aprendemos de la experiencia, que es la madre de la ciencia. A las sociedades que lo hacen les va bien, no me digas por qué.

jueves, 22 de marzo de 2012

¡Aaaaale! ¡Veenga! ¡Vaaaaamos!

¡Date prisa! ¡Que llegamos tarde! Son sin duda las expresiones más utilizadas por los padres de hoy en día para azuzar a sus hijos. Como si fueran animales, desde los 2 hasta por lo menos los 9 años niños y niñas viven acosados por sus propios padres para llegar a las distintas etapas que les van poniendo. Una tras otra, convenientemente empalmadas para no dejar ni un respiro, para tener a los menores colocados, fuera de todo riesgo, controlados. Somos las víctimas de nuestro tiempo, de nuestras ambiciones, de una cultura y una educación demasiado orientada a alcanzar objetivos, a conquistar nuevas cotas. Vivimos pendientes del segundero, acosados y acosando, estresados y estresando, corriendo y haciendo correr, perdiendo el control, desbocados por cumplir el horario, la agenda, el calendario.


Esta tiranía del segundero tiene un precio y es un precio mucho más alto del que nos creemos. Para empezar, vivir en la urgencia nos hace perder la conciencia de lo importante, nos impide disfrutar del momento porque estamos continuamente obsesionados con el siguiente hito. Pero, más que eso, nos convertimos en seres agresivos, porque obligamos a nuestro entorno a adecuarse a nuestra prisa y, cuando no podemos acelerar al mundo, cargamos contra él. Y entonces llegan los problemas, la pérdida del talante, la fractura del civismo, la ruptura de la concordia. Y saltan las chispas y suceden los conflictos.

Hasta aquí todo lógico. Nos han entrenado a ello y podemos capearlo. O eso creemos. Nos han enseñado a ser individualistas, competitivos, insolidarios, agresivos, ganadores, aprovechados, egoístas, y lo han conseguido. O mejor, lo hemos conseguido. Y vivimos dependientes de la prisa, del agobio, del achuchón, del empujón, del adelantamiento y no nos damos cuenta de lo que hemos engendrado: un mundo cruel, feroz, canibal, insolente e intolerante.

En este mundo la bici está desplazada, porque lo que cobra sentido es el motor, el rugido, amenazador, rápido, agresivo. El motor acelerado, impulsivo. La bici sin embargo no tiene ese repris, tiene que circular necesariamente lenta, calmada, transigiendo por su pura naturaleza, por su condición, aprovechando espacios, conviviendo, cohabitando, interactuando. Y eso molesta, porque no interesa, y se convierte en algo peligroso. Esas ovejas tranquilas, apaciguando el tráfico se vuelven inconvenientes porque rompen la lógica, el ritmo, el estilo, el necesario punto de violencia vial para que la cosa funcione, para que arree.

No es eso tan preocupante como lo que estamos haciendo padecer a nuestros inocentes pequeños, empapándoles de un ambiente imprescindiblemente enrarecido, respirando un aire viciado, en espacios cerrados, oclusivos, reclusivos, presenciando nuestras frustraciones, nuestra agresividad, nuestra violencia, nuestra enfermedad. Sin oportunidades de esparcimiento, de relación informal, de juego, de diversión, de tranquilidad y de aburrimiento ¿por qué no?. No sabemos lo que estamos haciendo.



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miércoles, 21 de marzo de 2012

¡Noticias frescas, oiga!

Esto de la bicicleta se está convirtiendo en una feria, donde no sabes cuál va a ser la próxima novedad, la última oferta o el esperado chollo. Repasando el noticiero, me quedo con estas joyas a modo de muestrario de lo que uno puede encontrarse dando un paseo por la nube, que es donde nos encontramos todos, ahora más que nunca.

¡Venga, que me las quitan de las manooooos!


Mientras algunas ciudades siguen incorporándose a lo que se nos ha vendido como un potente "raticida" y que presenta varias formulaciones en frascos distintos, desde el remache, a la pegatina, pasando por el chip, los rateros siguen demostrando un ingenio creciente y una incidencia cada vez mayor. Después de arrancar aparcabicis y señales para volver a colocarlas en su mismo sitio esperar a que caiga la presa, después de serrarlos y sacar la bici completa, después de usar la táctica del cambiazo (dejo la mía y cojo la del vecino), hoy se da a conocer la última estratagema de los cacos: candar la bici que van a robar. Genial. Así ganan tiempo, conocen a su víctima que, a una mala y en su enajenación, se lleva su candado y la deja con el ajeno.

¡Baraaaato, baraato!


Son las bicis públicas, que siguen sangrando las arcas municipales de muchos ayuntamientos incautos, de muchos otros sospechosos de cohecho amparados en el "coste cero" (también conocido como "nada por aquí, nada por allá") y otros, que por haber pretendido hacer las cosas enseñando las cuentas han quedado de ingenuos engañados y derrochadores, y no se han atrevido, como muchos otros, a desmantelar el invento para no quedar en evidencia. Entre estos últimos se cuenta uno de los grandes precursores del tema: Barcelona, que ahora anuncia que su querido y transparente Bicing va a incorporar publicidad para mejorar su cuenta, que en estos tiempos que corren debe resultarles demasiado onerosa (un agujero de 12 millones de euros al año incluída la financiación cruzada aquella que prometía que , que ahí es nada).

¡Vamos que nos vamoooooos!


Mientras, por lo que se ve, algunos nadan en abundancia de bicis y en escasez de estructuras donde candarlas, aparcarlas o dejarlas a merced de los aprovechados, que para todo sirven esos aparcabicis que parecen escasear en Málaga. ¿Y qué dicen los encausados? Pues, además del omnipresente y ubícuo Albert García, de Amics de la Bici de Barcelona (sí Barcelona) que se despacha con toda una estrategia al respecto, la gente de la asociación local Ruedas Redondas piden que los aparcabicis no se coloquen en la calzada y que se haga en su sitio natural: las aceras y los espacios peatonales, aunque luego lo arreglan aplaudiendo la iniciativa de habilitar plazas para bicis en los aparcamientos y garajes tanto públicos como de centros comerciales. El concejal, responsable, aún no sabía nada del asunto.

martes, 20 de marzo de 2012

¿No estaremos defendiendo al lobo de las ovejas?

No me hagáis mucho caso pero con tantas estrategias dirigidas a refugiar a los pobres ciclistas lejos de los coches, sin importar si con ello estamos comprometiendo la tranquilidad del rebaño peatonal, siempre tan dócil y conformista ¿no estaremos consiguiendo preservar la movilidad motorizada más que la ciclista? ¿Y no estaremos evitando restar ferocidad a esa fiera depredadora y agresiva que es el coche? ¿No le tendremos tanto miedo que nos tiene acobardados y preferimos pelear con rivales de menos entidad? ¿O es que creemos que es imposible vencerle?

Cuando se ven a peatones y ciclistas discrepando y discutiendo por el espacio, parecen más dos cabritillos topando, ignorantes de que el verdadero enemigo no es su oponente, hasta que aparece el lobo y entonces corren a esconderse balando como ovejitas que son.


Pidiendo carriles, permiso para circular por espacios peatonales y otros refugios, ¿no estaremos haciendo rediles y estaremos facilitando que los lobos campen a sus anchas a nuestro alrededor por todo el resto de la ciudad?

Ignoro si la estrategia de defender al peligroso contra el inofensivo responde a la amenaza que se cierne sobre el coche, que lo está haciendo un vehículo en vías de extinción y exige la necesidad de preservarlo a cualquier precio y a costa de provocar perjuicio, malestar e incomodidades al resto de formas de desplazarse que gozan de buena salud y tienen el futuro garantizado.

Si no ¿qué otra cosa puede hacernos parecer tan estúpidos de no darnos cuenta dónde está el problema y cuál es la solución?



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lunes, 19 de marzo de 2012

¿Normativizar o entenderse?

Parece que seguimos a vueltas con el tema, aún pendiente, de saber cómo vamos a hacer para entendernos en esto del uso de la calle, que más parece por algunas crónicas que se ha convertido en un campo de batalla que en un lugar de encuentro y de socialización. Llegan noticias de Zaragoza que nos informan de un principio de acuerdo entre algunas de las partes que protagonizan el entuerto que se ha producido cuando la Ordenanza de Circulación de Peatones y Ciclistas ha sido derogada en los artículos referentes a la circulación de bicis por aceras y zonas peatonales. Aunque, curiosamente (o no tanto), han decidido avenirse sólo los encausados (ciclistas, vecinos y recurrentes) y, una vez más, se han quedado fuera de la negociación los causantes, es decir, los automovilistas. Es lo que tiene no necesitar representación. Es lo que tiene dominar, que te evitas muchas broncas gratuitas.


¿Y qué han acordado? Pues que van a procurar entenderse. ¿Cómo? Tragando un poco y pidiendo imposibles  Es decir, pidiendo más calmado de tráfico y más carriles bici, campañas a diestro y siniestro y divulgación de la Ordenanza. Hasta ahí, todo lógico. Pero, no conformes, se han echado la manta a la cabeza y han querido dar un golpe de mano. ¿Y qué se les ha ocurrido? Pues crear un comité técnico que realice un catálogo de las aceras y zonas peatonales de esa ciudad en las que la Ordenanza autorice de forma excepcional a circular en bicicleta, y que, tras estudiar los aforos de circulación peatonal y rodada en cada una, analice posibles soluciones para ordenar dicha circulación en cada caso, incluso la segregación de tráficos sobre las mismas. ¿Quién lo propone? El Observatorio de la Bicicleta. Simplemente bestial.

¡Un catálogo de aceras y zonas peatonales para bicis! 

Sería una idea especialmente descabellada de no ser porque antes la hubiera propuesto alguien. ¿Quién? Por supuesto, el Ayuntamiento de la ciudad desde donde escribo, Pamplona, que en esto de "la innovación biciclista sin tocar al coche" son auténticos maestros. ¿Y cuáles han sido los resultados? Pues los ya sabidos: un estudio descabellado y posibilista, la necesidad de señalizar todas las aceras del catálogo y ya puestos algunas más, un revuelo de no te menees entre peatones y ciclistas, la distorsión del asunto, la equiparación del permiso al derecho y, al final, la normalización de la circulación ciclista en las aceras (en las permitidas y en todas las demás, por supuesto) y los automovilistas mirando desde el retrovisor.

¿Qué pasará? Pues que, como ya ha vuelto a recordar el Tribunal Supremo esta misma semana sentando jurisprudencia, el interés general va a resolver que los ciclistas puedan circular por zonas peatonales y aceras, y esto no va a hacer más que empeorar o mejorar, depende de desde donde se vea el problema. Desde luego el cuerpo automovilista tiene que estar realmente satisfecho con que, pese a que se le hayan recortado algunos privilegios de paso, se sigan manteniendo indemnes y campando a sus anchas, mientras estos miserables se pelean por las migajas.

Está por verse hasta dónde haremos entre todos llegar la sangre. Mientras tanto, en Santander, Cantabria ConBici ha reclamado audiencia en el Ayuntamiento para los ciclistas, para protegerlos, reclamando básicamente más carriles bici, Y proponen una nueva Ordenanza que lo recoja.

Y la DGT mirando las vaquillas desde la barrera.


¿Es posible el entendimiento sin segregación y sin tantas normas y señales?

Creo que es oportuno recoger aquí un comentario a un post anterior que hizo el profesor Ricardo Jerez Aura desde Santiago (de Chile, por supuesto):
La localidad alemana de Bohmte ha decidido eliminar de sus calles todos los semáforos y las señales de tráfico con el fin de reducir la accidentalidad. El objetivo parece que se está cumpliendo, según señalan varios medios locales. En el mes que lleva en vigor la ausencia de señalización en Bohmte no se ha registrado ningún siniestro, lo que es un resultado fantástico.

Que no haya señalización ni semáforos no significa que en esta ciudad alemana rija la ley de la selva, sino que los cerca de 13.000 conductores de la localidad cuentan con dos normas básicas: no superar los 50 km/h y ceder siempre el paso a la derecha, tanto a coches, bicicletas y peatones.

Casos similares los hemos visto en localidades holandesas como Drachten y Makkinga.

Drachten, una pequeña ciudad holandesa de 50.000 habitantes se ha desprendido de casi todos sus semáforos. Los cruces principales han sido transformados en rotondas, mientras que la preferencia en el resto de los cruces queda al albedrío de sus viandantes. Básicamente: la anarquía. Anarquía que ha eliminado accidentes graves y atropellos, al tiempo que ha propiciado un incremento del tráfico de bicicletas y peatones.

En realidad, pequeñas colisiones siguen ocurriendo, aunque de poca trascendencia. El Dr. Hans Monderman, arquitecto de este proyecto, explica:
"Preferimos tener pequeñas colisiones, a tener accidentes graves en los que puedan resultar heridas las personas. En lugar de seguir unas reglas rígidas, los viandantes se hacen responsables tanto de su seguridad como de la de los demás. El resultado de esta estrategia es un conductor más cauteloso, más civilizado y mucho menos frustrado en la conducción".
The Telegraph, recientemente informó que la población de Drachten está muy satisfecha con el programa. Tony Ooorstward, un residente, dice:
“Todo el mundo está aprendiendo. Yo soy un peatón y de pronto me he convertido en el dueño de la calle, ahora todo el mundo me cede el paso. Otras veces, tengo que esperar a que seamos un pequeño número y entonces podemos cruzar todos juntos”.
La anarquía de Drachten se está potenciando. Los tres últimos semáforos que quedan serán eliminados durante los próximos dos años, y en algunos lugares, la pintura de la calzada también se está eliminando.

La anarquía en el tráfico parece generar amabilidad en las personas, al menos en Holanda, y en cualquier caso, propicia la cautela. Quizá éste sea el primer paso para hacer de la circulación algo más civilizado, donde peatones, ciclistas y conductores se tratan con el mismo respeto. Algo tan simple como eliminar un objeto que todo el mundo odia, podría ser la solución de muchos de nuestros problemas.
 Que cada cual extraiga sus propias conclusiones.


domingo, 18 de marzo de 2012

Polución, electrificación y farruquitos

Hoy he desayunado con prensa local y reconozco que, con la que está cayendo, me han sorprendido los titulares que copaban las portadas de los dos principales diarios regionales. Uno de ellos invocaba la lluvia como solución a la polución.


El otro daba la solución a la movilidad moderna: la motorización eléctrica.

Visto así, sin más, no guardaría más relación que dos noticias anecdóticas copando sendas portadas de dos diarios provincianos. Analizando un poco más el marco, observamos que ambas portadas recogen también noticias de la factoría automovilística de la región, lo cual ya nos empieza a apuntar el trasfondo del asunto.

El automóvil no es la causa, es la solución

Esto es, que el automóvil no es la causa pero sí la solución a esta crisis climática y económica. De hecho la culpa de la contaminación es del anticiclón, como bien sabrán madrileños y otros pobladores de las grandes urbes con boina, y la solución está en la lluvia, que cambia el polvo por brillo. Y, por otro lado, la solución  a los problemas de la movilidad viene otra vez de la mano del motor, en este caso eléctrico, tan limpio y tan inocuo que se puede presentar flanqueado por una bici en la zona peatonal de más calidad de la capital de provincias, que para eso está. Como si la electricidad manara de fuentes claras y transparentes.

Cruda realidad que se confirma al día siguiente, cuando los altos directivos de la factoría anuncian al populacho que son ellos los que han venido a salvarnos de esta crisis económica tan mala y tan perversa y de la que empezamos a sospechar que hemos sido nosotros, pobres ciudadanos de a pie, los que la hemos causado con nuestras demandas excesivas de servicios públicos, de casas sobrevaloradas y de ambición financiera desmedida o algo así.

... y Farruquito

Ambos periódicos recogen también la noticia de la inminente llegada del artista Farruquito, una estrella del baile flamenco, que desgraciadamente se ha hecho más conocido por su actitud negligente y temeraria en la conducción de un coche sin licencia, causando la muerte de un peatón y dándose a la fuga a continuación. Tan conocido se hizo que ha dado nombre a esos kamikafres al volante, que navegan impunes por nuestra geografía.

Una combinación terrilble la de polución, electrificación y farruquitos, que asola nuestras ciudades, que nos enferma irremediablemente, que provoca víctimas, que transmite miedo y que consolida la ignorancia en nuestra sociedad.

jueves, 15 de marzo de 2012

Nadie está libre de pecado

Nadie, y el que dice que lo está miente. La bicicleta invita a pecar. Hoy me ha conmovido la lectura de un artículo en el blog de "El de la bici", en el que se recoge el testimonio de una persona que se ha incorporado a la movilidad ciclista urbana. Narra con sencillez y sinceridad las circunstancias que ha ido encontrando en su devenir ciclista. Simplemente genial y ejemplar. Y no precisamente por sus prácticas, sino por su estilo. Sin chulería, sin arrogancia, con dignidad, sin apocamiento, sin complejos, con naturalidad va enumerando sus "bicisitudes". Y me ha dado que pensar.

Aquí nos encontramos deliberando o casi delirando sobre lo bueno y lo malo, sobre lo inconveniente y lo necesario, sobre los castos y los pecadores y, mientras tanto, la vida sigue sucediendo en la calle, donde cada uno se busca la vida como puede de acuerdo con sus posibilidades y sus circunstancias. En bici. Y me he mirado al espejo y me he dicho ¿y tú?¿acaso tú eres impecable?¿o es que tú no cometes faltas, no te permites tus licencias, no tienes tus debilidades?


Claro que sí. Todos hacemos de las nuestras en bici. Yo también, por supuesto. Yo también utilizo las aceras para circular y hago contrasentidos, yo también me salto semáforos y no cedo el paso. A veces. Y tengo mis enganchones con los demás. Faltaría más. Yo también ando en bici y eso conlleva en algunos casos hacer este tipo de jugadas. Somos humanos, somos débiles.

Ahora  bien, la diferencia no está en hacerlo o no, sino en cómo y por qué se hacen. La actitud es la clave del asunto. Saberse infractor en muchas ocasiones te obliga a ser especialmente cortés y te hace estar mucho más dispuesto a pedir disculpas, a dar una explicación, a pedir permiso y a reconocer la falta. El problema es la arrogancia. Y su hermana mayor: la prepotencia. Si todos pusiéramos un poco de nuestra parte para entendernos esto funcionaría mucho mejor. Mucho mejor.

Creo que merece la pena mirarse de vez en cuando al espejo y preguntarse ¿haces todo lo posible por entenderte con los demás? Nos iría mucho mejor a todos y harían falta menos normas absurdas para regularnos.

miércoles, 14 de marzo de 2012

¿Dónde está ConBici?

Llevamos unos meses en los que se está produciendo todo un revuelo increíble en el mundo biciclista estatal y se está cociendo lo que va a ser el escenario de la bici en el futuro inmediato y la única representación del activismo ciclista de este país permanece callada. ConBici, fiel a su estilo de nadar y guardar la ropa, sigue embebida en su misión de sacar rédito más que de defender la causa. Será que hemos sido demasiado pobres demasiado tiempo y nos hemos acabado apocando, pero el caso es que la realidad es sangrante y ahora que más que nunca la bicicleta debería estar en todas las agendas municipales, regionales y estatales y hacen falta responsables que lo recuerden y que lo hagan público, y a los que les toca la encomienda prefieren mantenerse al margen, mirando para otro lado, como si la cosa no fuera con ellos, para que no les salpique.


Así, mientras los grupos más fuertes de dicha asociación de asociaciones se mantienen a pie de calle y en primera línea en cada una de sus ciudades, la coordinadora calla y otorga. Y el desmán cada vez va cobrando unas dimensiones más preocupantes.

Las tareas pendientes

Por un lado está el tema normativo irresoluto de la reforma del Reglamento de Circulación en favor de las posiciones ciclistas, en el que tuvieron el honor de participar como órgano consultivo, y que duerme el sueño de los justos mientras se sigue recogiendo la cosecha de la discrecionalidad municipal. Aquí multan, allí persiguen, en el otro lado advierten, aquí se puede andar por las aceras, allí no, en el otro lado no dejan andar por las aceras pero sí por los pasos peatonales, en el tercero el carril bici es obligatorio, en el cuarto no, y así sucesivamente. Un caos, un desorden, y lo que es peor una mala imagen y un perjuicio de los peatones. Hasta tal punto que la Red de Ciudades por la Bicicleta, ese instrumento que ingenió la Fundación Eca Bureau Veritas, ha intercedido ante la DGT pidiendo que intervenga con urgencia.

Por otro lado está el asunto del Registro de Bicicletas que ha sido intervenido también por la Red de Ciudades y que ha machacado la iniciativa que históricamente había liderado Bicitronic, creando una duplicidad de sistemas y generando un desconcierto general en cuanto a la universalidad, a la validez y a la compatibilidad de los mismos, que lo único que ha conseguido es generar dudas sobre la potencialidad de la propuesta y sobre su efectividad.


¿Para qué sirve ConBici?

Mientras tanto, cicleatones, polis y cacos siguen haciendo de las suyas y los ciclistas nos sentimos cada vez más desprotegidos en nuestro ejercicio legítimo de utilizar el vehículo que hemos elegido con pleno derecho y en las mejores condiciones posibles.  

Sigue faltando una coordinación real de la sociedad civil organizada a nivel estatal, con una estrategia definida, con unas herramientas suficientes para hacer lobby, para ejercer presión y para hacerse valer con criterio y con dignidad.

Todavía estamos ansiosos por saber qué demonios va a hacer ConBici para conseguir 1.000.000 de ciclistas más y, más que eso, en qué está destinando el dinero de esas cuestaciones tan mediáticas y tan exitosas que continúa haciendo. Una asociación de asociaciones debe ser algo más que un aparato para hacer encuentros una vez al año o alguna nota de prensa de vez en cuando. Porque el descrédito de los ciclistas está en juego y nadie está defendiendo suficientemente la figura de la bicicleta como medio de locomoción en el ámbito sociopolítico.

martes, 13 de marzo de 2012

¿Cómo contamos los muertos?

Estos días la Dirección General de Tráfico, la DGT, ha confesado que su forma de contar las víctimas de accidentes no es real, de hecho es un tanto optimista por no decir que es sesgada. Un sistema que cuenta sólo los fallecidos en las 24 horas siguientes al siniestro parece que es una forma demasiado halagüeña de hacer estadísticas favorables fácilmente. ¿Cuántas víctimas mueren realmente en ese corto espacio de tiempo? ¿Qué pasa con el resto? Pues simplemente no computan y mejoran la cuenta y el ejercicio de los responsables.

Varias veces anteriormente hemos dudado de los números y de las estadísticas, pero esto tiene un agravante, en este caso estamos hablando de muertes y con eso no se juega. Claro que los datos se presentan con valor puramente comparativo para demostrar una tendencia favorable en la reducción de las muertes por accidente y eso es interesante, pero hay que tratar con datos ciertos, porque si no nos va a parecer que estamos erradicando una de las mayores causas de mortandad directa y violenta de nuestra sociedad.


La diferencia fundamental para hacer una comparativa con el resto del mundo desarrollado, en nuestro caso la Unión Europea (UE), ellos cuentan los fallecimientos que se producen en los 30 días siguientes a los accidentes, mientras que aquí se aplica un "coeficiente corrector" para ponderar el dato de las 24 horas y así cumplir con el expediente europeo. ¿Cuánto supone esta corrección? Pues algo así como un incremento de ¡más del 40%! según datos de 2010, o lo que es lo mismo, pasar de 1.730 personas fallecidas a 2.478 estimadas. Terrible.

Luego está la manera de presentarlo a los medios y las interpretaciones que hacen estos, el sensacionalismo que buscan en sus titulares y las conclusiones apresuradas que saca el público, muchas veces incapaz de leer más allá de esos titulares.

El ejemplo tendencioso relacionado con la bici lo encontramos en este caso en el Reino Unido (UK) y más concretamente en Londres, donde la cifra proporcional de accidentes ciclistas ha crecido en los últimos años y, así sin más, eso sirve al medio en cuestión para valorar que la peligrosidad de andar en bici en esa ciudad se ha incrementado. Y punto. Sin comparar con el incremento del uso de la bici, sin pensar en los causantes de las víctimas, sin analizar otros datos, sin nada. Claro que allí se está librando otra batalla (el de la conveniencia o inconveniencia de la eclosión ciclista) y esto puede ser sólo leña para el fuego. Es lo que tienen los datos, que permiten este tipo de juegos obscenos.

El colmo lo encontramos en esta noticia publicada hoy mismo en El Mercurio chileno. Una desfachatez.


¿Qué pasará el día que se hagan públicos los datos de las muertes directas e indirectas que provocan los coches y se agreguen datos como las enfermedades respiratorias, las coronarias, la obesidad, etcétera? Mejor no pensarlo. No interesa.

lunes, 12 de marzo de 2012

Breve diccionario enciclopedestre (1ª edición)

De unos años a esta parte y gracias a la invasión creciente de las aceras por parte de las bicicletas favorecida por algunos ayuntamientos indolentes, se ha generado todo un nuevo lenguaje que recoge los distintos aspectos de esta nueva realidad. Sin ánimo de ser muy exhaustivos, vamos a tratar de recoger algunos de estos vocablos, que muchas veces son más eufemismos adaptados a la situación que neologismos inventados al efecto.


A
AGRAVIO PEATONAL .- Dícese de la acción y efecto de habilitar falicidades para ciclistas detrayéndolas de aquellas destinadas para peatones, provocándoles a estos un perjuicio, un malestar y una injusticia comparativa respecto a los propios ciclistas y en mucho mayor grado respecto a los automóviles, que quedan indemnes en este tipo de actuaciones.

B
BICICLETA PÚBLICA.- Todo sistema o flota puesta a disposición de la población por un ayuntamiento o grupo de ayuntamientos que sirve, fundamentalmente, para hacer un efecto llamada y, simultáneamente, un efecto multiplicador en el impulso de la utilización de la bicicleta urbana. El problema surge cuando la propia bicicleta pública se convierte en un lastre para la promoción de la bicicleta razonable porque, por un lado consume presupuestos bici y por otro lado alimenta la circulación en aceras ya que gran parte del público que se incorpora a su uso son ciclistas noveles que tienen muchas reticencias en circular por la calzada.

C
CARRIL BICI.- Un término que servía para definir un tipo de vía ciclista implementada en calzada, ha pasado a convertirse en un lugar común que sirve para recoger todo tipo de vía o pseudovía ciclista sea del tipo que sea, tenga las características que tenga, cumpla o no unos requisitos técnicos básicos. Así la denominación "carril bici" ha recogido todo lo que se ha ido implementado, fundamentalmente en aceras: aceras bici, aceras pintadas y otras calamidades que no están recogidas en ningún manual.

D
DAÑO COLATERAL.- Una expresión de carácter belicista que define el daño no intencional o accidental producto de una operación militar. Aunque no se utiliza literalmente en las políticas pro-bici, sí se deduce inmediatamente cuando se observa la reacción de muchos promotores de la bicicleta cuando se alude a la utilización de las aceras y al agravio peatonal. El daño colateral es comprendido por la mayoría de los responsables del fomento de la bicicleta cuando nos referimos al perjuicio peatonal necesario para llegar al dudoso fin de que, gracias al malestar y las incomodidades que provoca, sirva como acicate para provocar la construcción de vías específicas para ciclistas.

E
EXIGENCIA DE PROTECCIÓN.- Un concepto aparejado a la cultura del miedo (ver miedo) según el cual los ciclistas necesitan invariablemente un espacio protegido allá por donde circulen, excepto cuando lo hagan por plataformas peatonales, y que excluye cualquier posibilidad de convivencia con el tráfico rodado, ya que es sinónimo inequívoco de peligro y potencial accidentalidad. Es el argumento central para exigir viales exclusivos para la circulación ciclista, popularmente conocidos como carriles bici.

F
FÓRMULA MÁGICA.- Se aplica a la conjunción de elementos necesarios para garantizar el éxito en una operación. En el fomento de la bicicleta está compuesto normalmente por la combinación de unos cuantos kilómetros de carril bici, unos aparcabicis colocados más o menos aleatoriamente, un sistema de bicis públicas y alguna campaña espectacular aprovechando el día de la bicicleta o la semana de la movilidad.

G
GESTIÓN DEL TRÁFICO.- Actividad pública, normalmente llevada a cabo por la Policía Municipal, cuya finalidad es conseguir, bajo cualquier escenario, que el tráfico motorizado se colapse lo mínimo posible. Responsable de la ineficacia del resto del tráfico (el no motorizado) se dedica fundamentalmente a ordenar el tránsito de vehículos por las vías, a establecer prioridades de paso, a definir la ubicación y características de los pasos peatonales, a semaforizar los cruces y a, en último caso, actuar con presencia policial en caso de atasco o congestión.

H
HOLISMO.- Es la idea de que todas las propiedades de un sistema dado no pueden ser determinadas o explicadas por las partes que los componen por sí solas. El sistema como un todo determina cómo se comportan las partes. Más por negación que por aplicación, este concepto no se suele tener en cuenta cuando se habla de movilidad sostenible. Así, en vez de trabajar la movilidad como un sistema complejo, donde se requiere la actuación sobre todos los elementos para provocar interacciones entre los mismos que mejoren la situación actual, se trata de segmentar las políticas relativas a los distintos modos, especialmente cuando se afrontan las políticas ciclistas, aislándolas del resto de actuaciones.

I
INTIMIDACIÓN POLICIAL.- Práctica policial consistente en denunciar y multar a los ciclistas que circulen contraviniendo la ley local, que suele ser absolutamente discrecional y que muchas veces se recoge en una ordenanza específica dedicada a la circulación ciclista y peatonal. Normalmente se utiliza de manera ejemplificadora para intentar acabar pública y notoriamente con la ilegalidad ciclista, sobre todo la circulación por aceras, que muchas veces ha sido previamente fomentada por el mismo municipio implementando vías inconexas por estos espacios peatonales.

J
JUGUETE.- Artículo de uso recreacional que sirve de entretenimiento. Cuando hablamos de la bicicleta, se asocia a la concepción de la bicicleta como un elemento de ocio, evitando en consecuencia su carácter de elemento de transporte y mucho más de vehículo rodado. Suele ser la acepción más habitual entre la mayoría de responsables públicos de la cosa y suele traer como consecuencia la implementación de vías destinadas a este tipo de uso, que normalmente no mejoran la utilidad de la misma como medio de locomoción y muchas veces desestiman su uso por considerarlo poco conveniente.

K
KILÓMETROS DE CARRIL BICI.- Medida de longitud que permite a los responsables municipales del fomento del uso de la bicicleta exhibir unas cifras agregadas realmente impresionantes, en las cuales se incluyen sin ningún tipo de rubor todo tipo de actuaciones, de acuerdo a la definición amplia y generosa de carril bici (ver). Queda por definir si, en el caso de que se traten de vías bidireccionales, se pueden contabilizar doblemente, lo cual mejora terriblemente el guarismo, que sirve para competir en el marco intermunicipal, para justificar la consecución de una red y para acallar las voces de aquellos que demandan cualquier cosa relacionada con la bicicleta.

L
L.- Letra del abecedario formada por el encuentro de dos líneas perpendiculares, que describen el ángulo según el cual muchos ingenieros y arquitectos autores de carriles bici han decidido que una bicicleta puede girar, para mayor economía de espacio y para estupor de muchos ciclistas que las intentan seguir.

M
MIEDO.- Sentimiento irracional habitualmente desagradable ante algo que nos asusta o creemos que nos puede hacer daño. Es provocado por la percepción de un peligro, real o supuesto, presente, futuro o incluso pasado. Asociado al uso de la bicicleta, el miedo se arguye en relación con el tráfico motorizado y el temor, que muchas veces se convierte en terror, a compartir espacio de circulación con el mismo por parte de los ciclistas. Es el motivo principal que fundamenta la exigencia de protección que sirve de argumento para reclamar espacios protegidos, exclusivos y aislados para los ciclistas o para utilizar las aceras, primero como refugio y después como plataforma habitual de circulación.

N
NEGACIONISMO.- Es la tergiversación de un proceso histórico o de una evolución sociocultural para buscar argumentos amañados que defiendan una tesis contra otras tesis concurrentes, negando la posibilidad, la existencia o la factibilidad de los argumentos opuestos a la misma. Fundamentalmente utilizado por aquellos que promueven la segregación de la circulación ciclista, pero también por aquellos que defienden unívocamente la imperiosidad de que, en cualquier escenario, la circulación deba de ser compartida en la calzada. Sirve para negar al contrario, ningunear sus planteamientos, enconar irremediablemente las posiciones y eliminar cualquier intento de entendimiento o consenso entre las partes ciclistas.

Ñ
Ñ.- Letra característica, exclusiva y diferencial del español, que define su singularidad respecto al resto del mundo. Alegóricamente se puede asociar a su capacidad de improvisación, a su baja exigencia de calidad certificada, a su discrecionalidad o a su alegría insolente a la hora de poner en práctica cualquier estrategia. Recientemente ha sido utilizada en el Plan E, cuya inicial iba provista de una tilde de Ñ, para dar rienda suelta a ese estilo derrochador, improvisado, oportunista, apresurado y vergonzante, gracias al cual se han implementado muchos de los carriles bici ejecutados en los últimos años, con todo tipo de deficiencias.

O
OPORTUNISMO.- Actitud que consiste en aprovechar al máximo las circunstancias para obtener el mayor beneficio posible, sin tener en cuenta principios ni convicciones. Práctica habitual entre el cuerpo político que poco a poco ha sido adoptada también por parte de la sociedad civil y que consiste en aprovechar cualquier oportunidad que se presenta para sacar partido de ella: vale una inauguración de un carril bici (sea lo que sea) o de un sistema de bicis públicas, una campaña masiva de divulgación, una cuestación, una presentación de unos datos estadísticos favorables (aunque estén sesgados), cualquier cosa de la que sacar provecho y poder rentabilizar política o socialmente.

P
POSIBILISMO.- Tendencia a aprovechar para la realización de determinados fines o ideales, las posibilidades existentes en doctrinas, instituciones, circunstancias, etc., aunque no sean afines a aquellos. Aunque muy legítimo y loable, el posibilismo hablando de promoción de la bicicleta suele traducirse en conformismo, sobre todo por parte de los colectivos ciclistas, que acaban aceptando cualquier cosa si incluye alguna simbología ciclista.

Q
Q.- Letra del abecedario que se utiliza para definir la calidad certificada. Una calidad que brilla por su ausencia y por su coherencia en el escenario de la ciclabilidad imperante. Aquí cada uno se ha aplicado su propio criterio y no ha consentido que nadie se inmiscuya en su labor implantadora, aduciendo la jurisdiccionalidad territorial, y esto ha quedado reducido a unos reinos de taifas, donde cada ente responsable de las actuaciones se ha buscado su consejo validador y se ha arropado de aquellos que estaban dispuestos a comulgar con ello, rebatiendo cualquier oposición. Esto afecta tanto en lo que respecta a todo tipo de infraestructuras (vías ciclistas, aparcabicis o bicis públicas) como en cuanto a normativas y propaganda en general.

R
REDUCCIONISMO.- Práctica en la resolución de problemas, según la cual la reducción de supuestos es favorable a la hora de tratar de establecer líneas de actuación para tratar de solventar situaciones dificultosas. Muchas veces se confunde con el simplismo, que trata de eliminar posibilidades, sobre todo adversas, o trata de presentar la realidad como algo simple (no complejo) con el objeto de conseguir sólo sus preceptos, negando los de los demás, promoviendo políticas parciales. El simplismo sería lo contrario del holismo (ver).

S
SEGREGACIONISMO.- Aplicado a la promoción y uso de la bicicleta, dícese de la doctrina que trabaja sobre el supuesto de que la circulación ciclista debe ser separada del resto del tráfico como única manera de garantizar su seguridad y de conseguir, de esta manera, que se convierta en una práctica masiva. El segregacionismo niega cualquier tipo de riesgo asociado a su elección y, especialmente, niega la peligrosidad que entrañan las vías ciclistas específicas en cruces e incorporaciones, ignorando, en un ejercicio de negacionismo (ver), que son las causas de muchos de los accidentes graves y mortales que suceden actualmente.

T
TRÁFICO.- Circulación de vehículos. Cuando los que utilizan el término son sus gestores (responsables de la circulación, ingenieros y urbanistas), el tráfico se asimila sólo con el tránsito de vehículos motorizados y se obvia cualquier otro modo de transporte, con la consecuente penalización de los modos no motorizados (peatones y bicicletas) que suelen quedar marginados, cuando no olvidados.

U
UNIDIRECCIONAL.- Característica de una vía o de un carril que permite sólo la circulación en una dirección. Por contraposición a la bidireccional, mucho más habitual, la vía unidireccional ofrece mayor seguridad al fluir en sólo en un sentido (normalmente el del tráfico) y simplificar la comprensión de la circulación ciclista. En contra de esta teoría, la práctica totalidad de las vías ciclistas implementadas en este país han optado por la bidireccionalidad (sobre todo porque se han implementado en aceras) provocando la multiplicación de riesgos y eventualidades para los ciclistas y dificultando exponencialmente la comprensión del tráfico ciclista.

V
VEHICULAR.- O ciclismo vehicular. Doctrina que defiende la condición incuestionable de la bicicleta como vehículo para argumentar indefectiblemente la necesaria circulación de las bicis por la calzada como espacio legítimo y obligatorio de este tipo de vehículos, defendiendo la mayor seguridad de aquellas personas que ejerzan este derecho y proponiendo el necesario adiestramiento de los candidatos ciclistas inexpertos para adquirir las habilidades y prevenciones básicas para ejercerlo. Se oponen frontalmente al segregacionismo, negando cualquier supuesto de segregación vial como intrínsecamente negativo, peligroso y carente de toda utilidad para garantizar la circulación ciclista segura y ágil.

X
X.- Letra del abecedario que resulta del cruce de dos líneas. En la simbología de la circulación representa al cruce o intersección de vías. Es el punto de mayor peligrosidad para los ciclistas y donde se producen la mayor parte de los accidentes graves o fatales. Las intersecciones representan los puntos negros en la circulación ciclista y, junto con las rotondas y algunas incorporaciones y desvíos, recogen la mayor parte de las situaciones de peligrosidad real en el tránsito en bici. Las intersecciones se vuelven excepcionalmente dificultosas y peligrosas cuando la circulación ciclista es segregada, es decir por carril bici, y se convierten en un nido de accidentalidad cuando además los carriles bici segregados son bidireccionales.

Y
Y.- Letra del abecedario que resulta de la confluencia de dos líneas en una. Se podría asimilar en la simbología de circulación a una incorporación, que, junto con las intersecciones y las rotondas, son los lugares que concentran mayor peligrosidad para el tráfico ciclista y donde las personas que utilizan las bicis para desplazarse tienen que extremar sus precauciones, máxime cuando se accede desde una plataforma diferente y de carácter peatonal. En estos puntos, la teórica prioridad y la sensación de seguridad provoca una relajación en la atención de los ciclistas que suele ser, junto con la falta de visibilidad y la escasa conciencia de los automovilistas, la principal causa de accidentalidad.

Z
ZOMBI.- Dícese de la figura legendaria de los muertos vivientes, que en la imaginería de la ficción cinematográfica y del cómic se representa de manera agrupada, con una movilidad reducida y con la capacidad de pensar totalmente anulada, como seres humanoides que vagan, lánguidos y en procesión sin rumbo fijo y sin voluntad, sólo motivados por la necesidad de alimentarse de otros seres humanos, esta vez vivos, para subsistir. Asociado al colectivo pro-bici, recoge a todos los indolentes que practican el seguidismo más insensato y debilitan los postulados más críticos, más activos y menos conformistas.

domingo, 11 de marzo de 2012

Perder el Norte para ganar el Sur

A veces hablamos y escribimos tanto sobre un tema que acabamos mareados y podemos llegar a perder el rumbo obsesionados con pequeñas cosas que nos impiden ver el panorama general o que nos hacen olvidarnos de dónde somos, de dónde venimos y a dónde vamos. En este devaneo nos podemos obcecar con visiones distorsionadas e ilusiones que son más espejismos que utopías, porque sólo queremos ver nuestra parte de la realidad, ignorando las de los demás.

El otro día estaba enfrascado en una de esas conversaciones eternas, que son más ensayos que diatribas, cuando uno de mis interlocutores me dijo que podía estar perdiendo el Norte. El Norte, la verdad, el camino, qué terrible visión de la realidad de la vida. La incertidumbre, como la razonable desorientación que provoca son condiciones imprescindibles para entender que las cosas pueden cambiarse.


Aprovechando la expresión quiero, otra vez más, reivindicar el Sur frente a ese Norte tan deseado como inalcanzable y cuestionable. Vivimos al Sur de una forma de entender la vida y la movilidad, vivimos al Sur de una manera de construir las ciudades y las casas, vivimos al Sur de un estilo de vivir la calle y la ciudad. Vivimos al Sur y tenemos que estar orgullosos y saber entender qué significa eso.

Vivir al Sur

Vivir al Sur supone vivir en asentamientos más compactos, en edificaciones más verticales, en ciudades más densas donde las distancias son más cortas y con calles muchas veces estrechas. Vivir al Sur además, en muchos casos, supone tener ciudades intrincadas, con orografías complicadas que hacen que el urbanismo haya hecho auténticos malabares para habilitar espacios y hacerlos más o menos habitables. Pero, por encima de todas esas cosas, vivir al Sur supone vivir mucho más en la calle, por climatologia y por estilo de vida, estar en la calle, encontrarse en la calle, relacionarse en la calle. Y todo eso se hace andando. Por lo tanto vivir en el Sur cuenta necesariamente con una gran masa de peatones desplazándose por las calles, Muchos más que coches, muchos más que bicis.

Esto es algo que no nos podemos permitir el lujo de perder y que, más que eso, tendríamos que preservar, mejorar y promocionar allende nuestras fronteras, de la misma manera que otros venden su forma de haber conseguido una movilidad en bici acorde a sus necesidades.

Renunciar al Norte

Así pues, hay que tener claro dónde estamos para saber a dónde queremos llegar, sin perder lo que hemos conservado hasta ahora y ganando espacios, oportunidades, para mejorar lo que ya tenemos y es realmente valioso. Es por eso que podemos renunciar a ese Norte sin problemas y tratar de ganar más el Sur, que es lo nuestro, que es lo que entendemos y que es lo que merecemos, que nuestros esfuerzos nos ha costado conseguir.

Lo que pasa es que somos de naturaleza envidiosa, que estamos demasiado acostumbrados a despreciar lo nuestro y desear lo ajeno. Y no nos damos cuenta de que nosotros vivimos mejor y que somos envidiados por las gentes del Norte por ello, por nuestra manera de habitar, de relacionarnos, de comer, de estar en la calle, de festejarlo, de rozarnos, de expresarnos... de vivir.

No podemos renunciar al Sur.

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viernes, 9 de marzo de 2012

¿Dónde está la DGT?

Nos está tocando presenciar demasiados procesos paralelos en distintas ciudades de nuestra geografía en los que los protagonistas involucrados son invariablemente los mismos: ciclistas y peatones intentando resolver sus diferencias y sus competencias en un espacio público que les han obligado a compartir, la acera. Lo malo es que a fuerza de pura repetición esto nos empieza a parecer natural y, lo que es peor, ya nos empieza a parecer que ese era el tema a resolver hablando de bicis. Total, la convivencia tiene sus roces y aquí hemos forzado una convivencia desnaturalizada por la temerosidad y la falta de determinación y de preparación de los responsables municipales a la hora de ordenar el tráfico de bicicletas, eso sí fuera del tráfico rodado.

Acostumbrados al despropósito

Estos días es Zaragoza la que está en el candelero con esa sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Aragón declarando ilegales varios artículos de su ordenanza de circulación de peatones y ciclistas que permiten circular a los ciclistas por todas las aceras, con tal de que midan más de 4 metros de anchas. Hace unos meses era Valencia cuya ordenanza dice lo contrario la que ponía firmes ejemplarmente a los ciclistas que ilegalmente circulaban por las aceras. Hace más de un año algunos festejaban la sentencia del Tribunal Supremo que permitía en Sevilla la circulación de bicicletas por aceras y zonas peatonales, el mismo Tribunal Supremo al que ahora va a recurrir el Ayuntamiento de Zaragoza para devolver las aguas a su cauce, es decir, para dejar a los ciclistas en las aceras. Una locura.

La intervención prometida de la DGT

En medio de todo este berenjenal que está montando cada ayuntamiento a su libre albedrío y con absoluta discrecionalidad, la DGT anunciaba hace un año a bombo y platillo una reforma del Código de Circulación que un año antes había presentado en el Congreso de la Bicicleta de Lleida. Una reforma dirigida fundamentalmente a fomentar y favorecer el uso de la bicicleta en la ciudad. Entre las medidas más sonadas se presentó la de la circulación de las bicicletas por las aceras y, ante el revuelo espectacular que produjo, salió el por entonces Ministro de Interior Rubalcaba a desdecir al Director General que tuvo que recular en su propósito.


Han pasado muchas cosas desde entonces, pero lo que no ha pasado es nada de lo que vaticinó la DGT respecto a esa reforma que unificaría, de una vez por todas, la esquizofrenia en la que nos encontramos sumidos gracias a la cual un ciclista que circule por distintos términos municipales en sus trayectos habituales se puede encontrar con normas contradictorias entre uno y otro.

Es un problema que afecta casi exclusivamente a aquellos ciclistas que quieren circular por las aceras y que les asista el derecho que consideran que se merecen y atenta contra los derechos de los peatones, que se ven desasistidos en su espacio reservado.

Hace unos meses, más de los que nos parece por este estado permanente de interinidad que sufrimos desde hace unos años, cambió el Gobierno de España y con él la cúpula de la DGT. Desde entonces y con el proyecto de reforma hibernado, no se ha sabido nada más del tema. Y sólo ha servido para que la situación se haga más sangrante y para que cada uno haga la guerra como le sale en gana y que todo el mundo se pase el Reglamento de Circulación por el arco de triunfo y hagan lo que les parezca con las bicis, una vez más.

Todo menos defender a las bicicletas en su concurrencia en el tráfico que, según la ley, es el único lugar donde tienen el derecho y la obligación de circular.

¿Dónde está la DGT ahora que hace falta? 

¿A qué se dedica ahora que la circulación de coches se está reduciendo en la ciudad de manera generalizada? ¿Cuáles son sus preocupaciones? Claramente no son las bicis. Su silencio y su inoperancia respecto a este asunto están provocando conflictividad, desilusión y más incertidumbre entre los distintos usuarios de las calles y entre los responsables de su ordenación en las ciudades que ya no saben a qué atenerse y siguen improvisando medidas amparándose en la jurisdiccionalidad de los municipios.


No sé cuánto podremos aguantar este estado de cosas pero resulta imperiosa la entrada en juego de la alta autoridad en el tema circulatorio aunque sea para proponer un despropósito, pero que sirva para tener un marco común y único de actuación sobre el que seguir trabajando.

jueves, 8 de marzo de 2012

¿Qué podemos hacer para que roben más bicis?

Vivimos un momento histórico en general que se caracteriza por lo descabellado de las propuestas que se hacen y por lo desafortunado de aquellas que se eligen para resolver los problemas o mejorar las situaciones actuales. En un mundo que ha perdido el sentido común y que se mueve por el puro sensacionalismo, las propuestas salidas de madre han copado las agendas de nuestros excelsos gestores. Así pues, ahí va una para el aparato pro-bici: necesitamos promocionar el robo de bicis. O, cuando menos, no perseguirlo de una manera muy contumaz, que viene a ser lo mismo.


¿Cómo vamos a hacerlo?

Para conseguirlo vamos a recomendar a la gente utilizar candados de baja seguridad (sirgas, cadenas de ferretería, pitones baratos) que además son baratos, ligeros y fáciles de violar, con lo cual no obligamos a los cacos a llevar útiles caros, complicados o pesados.

También vamos a invitar a la gente a que cande sus bicicletas de manera negligente (una rueda basta, o sólo el sillín, a algún elemento fácilmente removible o a nada, etc.) y sólo cuando se pongan especialmente pesados en que quieren candar su bici.

Vamos a colocar aparcabicis en lugares poco visibles, discretos y donde no queden demasiado expuestos los amantes de lo ajeno, para que así puedan trabajar con comodidad y sin agobios.

Vamos a dar una cobertura legal suficiente al tema del robo de bicis, de manera que sea difícilmente demostrable, enjuiciable y condenable su ejercicio y los sufridos ladrones no cumplan penas y sólo pasen el duro trago de ser denunciados y, como mucho, tener antecedentes con faltas que ya es bastante teniendo en cuenta lo ingrato y lo expuesto de su trabajo.

No vamos a habilitar aparcamientos cerrados, vigilados y seguros porque no tienen ningún sentido, ya que, como de todos es bien sabido, las bicicletas necesitan dormir y estar aparcadas a la intemperie a merced de cualquiera que quiera comprobar cualquier cosa en ellas. Si no les gustara tanto el aire libre no las hubieran hecho descapotables.

No vamos a perseguir el robo y mucho menos el comercio de bicicletas robadas porque es algo menor, que no hace economía, que conllevaría unos gastos increíbles para unos frutos muy pequeños y que, además, nadie está demandando porque, en el fondo, todo el mundo sabe que está en la naturaleza de las bicicletas en la ciudad que estas sean robadas de vez en cuando.

Y tampoco vamos a hacer ninguna campaña de prevención en la que informemos suficientemente de todo esto porque no ha lugar y porque no tendría ningún beneficio social remarcable.

Ya pensaremos si puede resultar conveniente instruir a los ladrones sobre los métodos más rápidos y más eficientes para violar los distintos sistemas de seguridad que se utilizan en las bicicletas, aunque quizá sea demasiado caro y el sector ha demostrado un nivel de autoaprendizaje y competencia suficiente.

¿Para qué lo haremos?

Básicamente, para afianzar el resto de medidas que se han ido poniendo en juego en el escenario biciclista nacional, esto es: bicicletas públicas, aparcabicis espectaculares y registros de bicicletas. Y, además, para vender un buen montón de bicicletas y de candados y así ganamos todos.

Esto, que dicho así puede parecer una temeridad incendiaria, no es más que el resultado de aplicar una lógica burda al estado de la cosa tal como ha ido derivando hasta nuestros días.

Así, la bicicleta pública se ha implantado con el efecto llamada de poder contar con una bicicleta de manera prácticamente gratuita para evitar así todas las incomodidades de la utilización de una bicicleta particular en propiedad: guarderío, mantenimiento, vandalismo y, sobre todo, robo. O lo que es lo mismo, con las bicicletas públicas vendidas como servicio de transporte público, el ayuntamiento baja la guardia y evita atender otras necesidades de los ciclistas privados como aparcamiento seguro y persecución del robo y del vandalismo.


La imposibilidad de montar sistemas de bicis públicas en zonas residenciales y periféricas ha dado lugar a una nueva fórmula espectacular: el aparcabicis ostentoso. En diversas formulaciones, con todo el atrevimiento desorbitado posible, que en eso estamos.


El tercer gran invento en este escenario descabellado es la introducción de los registros y marcajes de bicicletas, más o menos agresivos, más o menos difundidos, más o menos improvisados, como herramienta para disuadir del robo y trabajar en la recuperación de las bicicletas sustraídas. Mediante chapas, pegatinas inviolables, chips milagrosos y un registro informático más o menos público, la promesa en este caso es que ningún ladrón mínimamente razonable (no sé cuántos ladrones razonables hay operando por aquí) va a osar robar una bici marcada y que ningún policía (de los municipios con el sistema en marcha) va a dejar de perseguir y preocuparse por constatar que las bicis marcadas están en manos de sus dueños legítimos, coordinándose celosamente con sus semejantes en otros municipios y en otros cuerpos policiales. Estos sistemas necesitan, por defición, la contribución de los ladrones, si cuya imprescindible labor, cuanto más masiva mejor, no tendrían sentido.


Eso y el cuento ese de que cuantas más bicis se roben más bicis se venderán que es otro silogismo que parte de un supuesto equivocado que es el de la reposición necesaria. Normalmente una bici robada da lugar a una disyuntiva: comprar una bici barata (2ª mano o básica) o renunciar a la aventura bici (lo cual se produce con mucha más frecuencia de la que creemos). Candados por suerte sí se venden más y cada vez de más calidad, lo cual es un buen indicador del grado de madurez de la población ciclista y de la importancia que va ganando la bici como vehículo utilitario de primera necesidad.

Todo este aparato hay que mantenerlo de alguna manera funcionando. Así pues, sigamos por el camino de no atajar los problemas de una manera directa y sigamos haciendo de esto un circo complicado, caro, inexplicable y dependiente de la confabulación de un montón de actores, y seguiremos complicando algo que era muy sencillo y muy barato (sobre todo para las arcas públicas que, según nos cuentan, no están más que para recortarse) para beneficio de unos cuantos y entretenimiento del público congregado.