domingo, 26 de junio de 2011

Más aparcamientos para bicis por favor

Hoy leo en el periódico una noticia sobre la insuficiente oferta de aparcabicis en mi ciudad y sobre la deficiente seguridad de los existentes. No es un tema nuevo. De hecho, es un tema que parece secundario cuando hablamos de impulsar o dar facilidades al uso de la bicicleta en la ciudad y, como ya he comentado en otras entradas anteriores, es un tema central.


El problema es que muchos limitan la discusión del aparcamiento de las bicicletas a que exista una mayor oferta de aparcabicis, es decir, de estructuras metálicas más o menos acertadas en sitios más o menos idóneos donde dejar la bici en la calle a merced de todo.

No basta con que haya aparcabicis

Hay que dar una solución de mayor calado. Que aporte mayor seguridad, mayor protección. Es entonces cuando la mayoría de la gente, los responsables de la cosa pública primero, creen que esto debe ser barato y que los ciclistas no demandan este tipo de servicios. Y mientras tanto, se dejan unos presupuestos fabulosos montando sistemas de bicicletas públicas, aparcamientos subterráneos, sistemas de promoción y subvención del coche eléctrico y otras "naderías".

Tampoco hay información suficiente sobre cómo asegurar la bicicleta cuando se aparca en la calle: sistemas de candado y la forma correcta de candar una bicicleta... y pasa lo que pasa. La mayoría de la gente piensa que basta con poner un candado cualquiera para asegurar la bicicleta a un aparcabicis o a cualquier elemento del mobiliario urbano y luego se quejan de que les han robado la bici.



Aquí tienes algunos consejos de cómo evitar el robo de tu bici en la calle cortesía de Valencia en Bici.



Hace falta una política integral de fomento de la bici

Si queremos impulsar el uso de la bicicleta como medio de transporte y darle oportunidades reales, hay que trabajar con la misma lógica, con la misma determinación, con la misma calidad, con las mismas exigencias y prevendas... y con los mismos presupuestos con los que hemos construido sistemas para los coches o para el transporte público. Y, en todo este esfuerzo, la adecuación de las calles es una parte menor de todo el trabajo a realizar.

Hay que proveer de buenas soluciones de guarderío de las bicicletas en casa, a través de espacios colectivos cómodos y seguros. Hay que dar servicio de estacionamiento protegido, vigilado y asegurado a todos aquellos que quieran desplazarse en bicicleta de manera habitual a sus obligaciones. En las empresas, en los centros educativos, en los complejos hospitalarios, en los centros de atracción de viajes.



Aquí hay algunos ejemplos más.

Hay que introducir la bicicleta en las escuelas como se ha venido introduciendo el coche en las últimas décadas. Hay que enseñar a la gente cómo funciona. Hay que prescribirla. Con potencia, con ilusión, con ayudas públicas (he leído que el gobierno está subvencionando con ayudas de hasta 7.000 euros la compra de un coche eléctrico).

Sólo a través de una política integral e integrada, bien planificada y financiada, se podrá fomentar el uso de la bicicleta como vehículo óptimo para determinados desplazamientos urbanos. Todo lo demás son fuegos artificiales, pantomimas populistas y operaciones de márketing carísimas.

La bicicleta es sencilla, pero eso no quiere decir que sea fácil reintroducirla en nuestras ciudades. Ni barato.

viernes, 24 de junio de 2011

¿Giro a la derecha o cambio de sentido?

Para el que no se haya enterado todavía, o no se quiera enterar, en este país ha habido unas elecciones que han cambiado el panorama municipal y autonómico de una manera determinante. Y no sólo ha pasado aquí, en la mayoría de Europa ha habido un giro mayoritario a la derecha como resultado principal de los comicios de la crisis... y de la indignación.

Nada hace sospechar, en estas circunstancias, que las cosas vayan a mejorar en términos de movilidad. Porque aunque la bicicleta siga siendo políticamente correcta y no sea coto de ninguna tendencia política, el conservadurismo más recalcitrante en general no tiene entre sus objetivos la reducción del uso del coche en la ciudad. Y ese ha cobrado un impulso renovado después de estas elecciones.

Una noticia realmente simbólica de lo que se nos puede avecinar la leía ayer en el Diario de León mientras esperaba la llegada de un tren que me devolvería hacia un Reyno donde al pactismo y al posibilismo se le llama gobernabilidad.

León "ruge" de nuevo


Al recién estrenado y flamante alcalde de León no le ha temblado el pulso y no le ha costado siquiera una semana deshacer una de las actuaciones de reducción del tráfico motorizado en una de las arterias principales de esta ciudad y, en apenas 8 horas de trabajos, ha retrocedido en el tiempo y ha devuelto a sus ciudadanos automovilistas dos carriles que les habían usurpado los socialistas, para convertir una calle que era una carretera en un bulevar. Afortunadamente los populares han restablecido el orden.

No es tan triste como sintomático comprobar que, en lo que atañe a la llamada movilidad sostenible, esto, más que un giro a la derecha que se puede generalizar de manera peligrosa, puede representar un cambio de sentido, una vuelta a la realidad en blanco y negro, con buenos y malos, con amigos y enemigos, con nosotros o contra nosotros. En este nuevo panorama el coche puede volver a ser el bueno, los que lo usan, los amigos, y todo el que no lo quiere está contra el progreso, contra la recuperación económica y contra el comercio local, por no hablar de que es un enemigo declarado del vecindario. Para ayudar a argumentarlo podría cumplir un papel decisivo el coche eléctrico subvencionado.

"La calle es nuestra"

Esa es la consigna, aunque en este caso no se escriba en las paredes, ni se grite en manifestaciones, simplemente se ejecuta. Y punto. Y aún nos quedan las elecciones generales...

Parece que las cosas no pintan mejor en otras partes del mundo llamado desarrollado. Sin ir más lejos en la capital de la Embajada Danesa de la Bicicleta, Copenhagen, se han "reconquistado" 1726 plazas de aparcamiento para coches, según nos informa Copenhagenize, ese blog que promulga la imitación y la conversión del mundo civilizado al modelo de "ciclabilización" de esa capital danesa.

jueves, 23 de junio de 2011

Visiones en el Camino

Ayer dimos por concluída nuestra pequeña aventura por tierras castellano-leonesas siguiendo la ruta milenaria del Camino de Santiago sin pena ni gloria, pero con satisfacción y con la sensación de haber hecho algo emocionante: surcar en bicicleta este mar de lomas y vaguadas, sembrado de pueblos únicos, irrepetibles, que conservan una buena parte de su historia antigua y reciente. Pueblos donde subsisten todavía en pie algunas construcciones hechas en adobe, donde parece que el tiempo se haya detenido, que se pueda repasar, con sus luces y sus sombras, donde el deterioro de las cosas es tan real que acaba siendo estético. Historia, historias, reliquias y despojos. Todo envuelto en una luz mágica, en un ambiente místico, en un aroma añejo.



También hemos visto un par de "facilidades" para ciclistas, fórmulas que simbolizan parches para kilómetros y presuntas vías ciclables que no son más que caminos (aunque otra vez más las señales azules y redondas vuelven a significar obligación y, por tanto, prohibición de circulación por la calzada). Empezamos mal.



Por suerte, hay algunas iniciativas privadas que facilitan de verdad el discurrir de los ciclistas en un Camino pensado para los viandantes.



Todo se andará...

miércoles, 22 de junio de 2011

Burgos

Ayer estuvimos en Burgos otra vez. Burgos es una ciudad a donde hay que volver. Es una ciudad amable, agradable, manejable, creíble... inolvidable. Y además tiene Catedral. Merece la pena visitar Burgos y comprobar cómo una peatonalización inteligente ha sabido consolidar y potenciar el comercio local, cómo se ha recuperado el núcleo de la ciudad y se ha proporcionado a sus vecinos y a los visitantes un espacio de calidad, amplio y bien articulado donde confluir en un hormiguero organizado, interactivo, eficiente, feromonal.

Allí pude comprobar que la bici vende...


... que no se han resuelto los problemas de equilibrio de las bicis públicas...


... que los aparcabicis no son aparcamientos...


... que hay personas que se obstinan en actuar como "cicleatones"...


... y que hay otras que han aprendido a andar con la bici en la mano...


... visto desde las alturas, la bicicleta puede convivir perfectamente en zonas peatonales...


... y hacerlo de forma elegante.


Un saludo desde algún punto entre Burgos y León.

lunes, 20 de junio de 2011

Cicloturista, no hay Camino...

... sólo si vas en mountain bike. Sí, después de 30 años y un Xacobeo he vuelto al Camino de Santiago. Con el escepticismo propio de la tierra de donde provengo y a bordo de una nave biplaza llamada Pino de la marca alemana Hase, todo un invento para ir acompañado de un menor con tantas ganas de descubrir mundo que cuando hablamos de cicloturismo le brillan los ojos y se apuntaría a un bombardeo con tal de ver cosas nuevas desde la bicicleta.

No he venido para constatar nada, sólo para pasar unos días en bici aprovechando un recorrido trillado y que cuenta con algunos servicios que comprenden las circunstancias del cicloturista, aunque sea a fuerza de ver pasar unos cuantos miles cada año.

En el Camino no hace falta explicar que llevas una bicicleta y no provoca ninguna sorpresa. Todos los alojamientos, más o menos, cuentan con lugares donde dejar la bici a buen recaudo. En el Camino puedes viajar ligero porque hay un servicio, el Jacotrans, que te puede ayudar a portear tu exceso de equipaje. Esto desvirtúa un poco el concepto de cicloturismo de alforjas pero, cuando ya no cuentas con el tiempo ni con la forma y vas con un chaval que cuando deja de pedalear pesa 25 kilos, es eso o un motor.

Ahora bien, si tu idea es ir por superficie pavimentada, el Camino no es la vía ideal. Hay rutas mejores. Circular por carreteras nacionales con tráfico no demasiado denso pero sí pesado y rápido no es un lugar idóneo para disfrutar de un viaje en bici. Tampoco lo es circular en paralelo por un pista no lo suficientemente ancha para ciclistas y pedestres y con conexiones e itinerarios muchas veces demasiado forzados.

Creo que ya va siendo hora de que se reflexione en profundidad al respecto, porque estamos descartando a un colectivo que representa una inmensa mayoría en el centro de Europa y una minoría muy numerosa en el resto del mundo, que representan un mercado potencial importantísimo. Despreciar al ciclista de ruta, al ciclista de carreteras tranquilas, responde a un atrevimiento propio de la ignorancia, de la falta de miras en el desarrollo de un turismo alternativo y supone también depreciar una ruta que, como ya comenté en su día, debería ser una referencia mundial.

Queda mucho Camino por recorrer. Queda mucho Camino por construir. Mucho.

domingo, 19 de junio de 2011

El lenguaje de las hormigas

Hoy, fruto probablemente de una jornada calurosa y especialmente intensa que me ha dejado exhausto, me he quedado un rato embobado observando los movimientos de una colonia de hormigas que subían y bajaban por un tronco que habían habilitado como calle para sus desplazamientos. No conozco los entresijos de la comunicación de las hormigas, pero resulta impresionante ver cómo se relacionan, se organizan, se encuentran y se pasan la información en décimas de segundo, cómo circulan por caminos precisos, con movimientos sincronizados. Sin infraestructuras.

No sé realmente cómo funcionan las feromonas que dicen que les sirven para entenderse, pero creo que me voy a interesar por ellas.


Creo que pueden resultar especialmente interesantes para mejorar el entendimiento, incrementar la empatía, organizar los movimientos de las masas, tan necesarios en los tiempos que corren. Creo sinceramente que seguro que funcionan mejor que los absurdos semáforos, los abominables pasos de peatones y las incomprensibles rotondas e intersecciones.

Ahora bien, creo también que para construir un sistema a base de feromonas lo primero que habrá que hacer es desacorazar los vehículos, porque estas sustancias químicas se desplazan por el aire, se respiran. No puedo evitar un mundo con infraestructuras basadas en aromas, en impulsos.

Habrá que tener en cuenta también las interferencias, porque tengo entendido que a esas mismas feromonas se les atribuye el poder de la comunicación sexual y eso nos podría conducir de una manera compulsiva e impulsiva. Aún corriendo ese riesgo, creo que resultará mucho más interesante y mucho más interactivo.

Mañana viene un día más fuerte y más caluroso que hoy. No sé cómo acabará. Un saludo desde Santo Domingo de la Calzada.

jueves, 16 de junio de 2011

Las bicicletas también son para el verano

Estamos defendiendo el uso de la bici tanto para los trayectos cotidianos, para su uso urbano como medio de locomoción óptimo, que a alguien se le estará pasando por alto que también creemos en el tópico de "Las bicicletas son para el verano", pero no en su sentido peyorativo que sirve para argumentar que "Las bicicletas SOLO son para el verano" y que para el resto del tiempo hay que ir motorizado. El reto consiste en defender el tópico como excepción. Por eso he querido titular este artículo: "Las bicicletas TAMBIEN son para el verano".



Porque una cosa no quita la otra. Más bien al contrario. Utilizar la bicicleta todo el año ayuda a hacer más accesible la posibilidad de proponerse aventuras en la época estival. La barrera ya está saltada, el hábito está creado, el tono físico está logrado y anímicamente hay una querencia hacia lo que representan y lo que permiten las dos ruedas.

Pero en sentido inverso funciona igual. El verano es un buen momento para probarse, para vencer los miedos, para hacerlo tranquilamente, como un juego, con menos tráfico, con buenas condiciones climatológicas. Cualquier excusa es buena.  

- ¿Sabes? Creo que voy a llevarme una bicicleta para las vacaciones.

Si no se prueba no se puede elegir. Aunque sea por moda, para sentirse "cool", "chic", a la última. Hoy he mantenido dos conversaciones con los chicas (mujeres ya) que han empezado a andar en bicicleta hace poco, con el buen tiempo y han descubierto que, más allá del juego que les suponía al principio, se esconde un medio de locomoción impresionante para recorridos urbanos. Y lo que empezó siendo una broma, se ha convertido en un instrumento que les permite llegar rápidas, seguras, puntuales y de manera divertida a sus destinos. Ese es el reto: probar. Luego viene la experiencia y esa resulta demasiado adictiva como para poder prescindir de ella.

Dicen que una vez que has aprendido a andar en bici no se olvida. Se refiería al equilibrio pero, creo que se puede y se debe interpretar de una manera más extensiva, ya que produce una vivencia difícil de olvidar, que marca a partir de ese momento nuestra memoria y nos condiciona a la hora de optar por la manera de desplazarnos, tanto en trayectos cortos como en propósitos más largos. Yo me voy a ir de excursión en mi semana de cicloturismo acompañado de un chaval de 7 años, que me lleva acompañando incansablemente los últimos 3 años, y os puedo asegurar que esa también es una experiencia inolvidable.

Ahora sólo hace falta que no prohíban las bicicletas en verano por cualquier excusa para así poder liberar las carreteras y los caminos para los desplazamientos motorizados masivos de los turistas hacia los destinos más vulgares o más excepcionales.

martes, 14 de junio de 2011

Tres bicis, tres vidas

Estos días toca estar más en la calle, lo cual, además de ser especialmente agradable, da la oportunidad de capturar algunas imágenes pintorescas, algunas de ellas donde la bicicleta adquiere un protagonismo inesperado.

Hoy he cazado estas tres joyas en un espacio y en un tiempo realmente reducidos. Son tres visiones, tres versiones de una realidad en la que las bicis por sí mismas, son capaces de transmitir una forma de entender la vida.

La primera, una imagen bucólica, risueña, idealista.


La segunda, una visión funcional, práctica.


La tercera, una opción de viaje en pareja portátil, desplegable.


Tres ejemplos de versatilidad, tres ejemplos de originalidad, tres opciones en un universo de variables. Las tres únicas, las tres personalizadas, las tres de calidad, las tres adaptadas a la forma de entender el mundo, la movilidad. Las tres con mensaje: esto es bueno, esto es fácil, esto es divertido, esto también lo puedes hacer tú.

lunes, 13 de junio de 2011

La bici es cool

No soy demasiado amigo de anglicismos ni de francesismos, pero hay que reconocer que están ahí y por eso hay que recogerlos. Hace unos días dedicaba un espacio a homenajear a todas esas personas para las que la bicicleta forma parte de su estilo y no les impide ser elegantes, más bien al contrario, les aporta un toque. Es lo que se ha dado por llamar en ámbitos más o menos cibernéticos el "Cycle Chic". Un invento de un genial fotógrafo y blogger danés llamado Mikael Colville-Andersen que, casi por casualidad, ha iniciado una auténtica cruzada por defender el estilo en bicicleta. Podéis comprobarlo en su blog.

Nosotros no tenemos las oportunidades que tienen muchas ciudades de otras partes del planeta para retratar a gente guapa en bici, pero con el buen tiempo y la presencia cada vez mayor de personas sobre dos ruedas, cada vez es más frecuente cruzarse con ellas.

Hoy estaba dando una vuelta por el centro de mi ciudad y me he encontrado con esta secuencia.




No tengo muy claro si este grupo de chicas se pueden considerar "cool" o "chic", y la verdad es que no me importa demasiado la etiqueta. Lo que creo que merece la pena destacar es que han optado por la bicicleta no sólo como medio de locomoción idóneo en la ciudad, sino como parte de su estilo, como algo identitario, con lo que se encuentran cómodas, identificadas, que les aporta un toque.

Creo que es importante destacar este aspecto tendencial que empieza a protagonizar la bicicleta y que ya comentaba hace algunos días: la bicicleta vende. Pero más que por el simple hecho de vender en el sentido más puramente comercial, la bicicleta actualmente expresa y recoge toda una serie de valores que forman parte de una nueva idiosincrasia, de un nuevo estilo, de un movimiento estético, de una moda orientada hacia la naturalidad, la funcionalidad y la informalidad.

Cuando he vuelto a casa me he encontrado con esta caja de zapatos que trata de recoger toda esa esencia para tratar de mercantilizarla. Ha sido una especie de constatación de mi impresión.

viernes, 10 de junio de 2011

Mensajes de marquesina

Hablamos sobre un cambio que pueda movilizarnos desde hábitos adquiridos hacia nuevos estilos de vida, hablamos sobre un cambio de estrategia que redireccione las inversiones públicas y las reconduzca hacia nuevos modelos de urbanismo, de ordenación del territorio, de movilidad... y nos llenamos la boca. Como si fuera tan fácil.

Salimos a la calle a reclamar nuevos espacios, nuevas lógicas... y no nos damos cuenta de que no sólo nada ha cambiado y por lo que parece nada tiene signos de cambiar a corto plazo, sino que nos contestan de una manera determinada y determinante. Desde sus medios, los que conocen, los que dominan. Y ya no utilizan aquellas técnicas mediáticas sublimes y subliminales, no. Ahora van directos, a la cara, francamente, sin tapujos, sin caretas.

Esta semana he encontrado dos mensajes en la calle, dos auténticas bombas de destrucción masiva, que me han impactado. Por un lado éste:


Contundente. Hace falta tu aportación para desenrrollar la autopista, hace falta tu empujón para que la alfombra negra no pare de franquear el paso al automóvil dictador, a la movilidad como objetivo, a la construcción masiva de megalíticas obras públicas como garantía de bienestar, desarrollo, progreso. Si no lo haces, estarás defraudando a tus semejantes, serás un impostor... ¿O se trata acaso de una llamada a la objeción fiscal?

El otro, que aún me ha conmocionado más, ha sido este:


Me lo he encontrado en un MUPI, uno de esos puntos concebidos para ofrecer información pública, que se han convertido en una herramienta realmente poderosa para lanzar dardos propagandísticos como éste. Letal. Si no es al primer impacto, por pura repetición. Se ve desde el coche, desde la bici, desde el bus, te lo encuentras andando. Sí, amigo mío, tú también puedes acabar siendo una persona enfermiza, drogadicta, presa e idiotizada por utilizar ese artilugio del demonio que es internet y ese pecado capital que son las redes sociales.

Desconfía de las marquesinas, ellas también pertenecen a la aristocracia, si no de qué ese titulo nobiliario.

En mi ciudad hay algo más perverso y fatalmente relacionado con la bicicleta. Estas campañas, estos soportes, con estos mensajes son los que permiten hacer que las bicicletas públicas salgan "gratuitas", o casi. Curiosamente, desde su implantación, en mi ciudad hay una auténtica invasión de estos soportes en rotondas, cruces, aceras y medianas. Iluminados, estratégicamente ubicados. Si esto no es contaminación... que venga el demonio y lo vea.

Por suerte, aún hay algunas instituciones que utilizan estos soportes para enviar mensajes positivos, razonables, responsables, valientes y modernos.


Eso sí, esta información sólo la pueden leer aquellos que se acerquen a la marquesina desde su interior y presten atención a los laterales, algo reservado casi exclusivamente para las personas que utilizan el transporte público. Desde los coches no se ve, desde la bicicleta tampoco y para la mayoría de los peatones pasa totalmente desapercibido. Una pena.

miércoles, 8 de junio de 2011

Cómo centripetar después de haber centrifugado tanto

Sabrosa cuestión. Ahora que expertos de todo el mundo comienzan a reconocer que el problema principal que aquejan nuestras ciudades es una progresiva degeneración de sus centros urbanos motivada por su creciente desertización, ahora que los anteriores expertos habían conseguido vaciar los centros de nuestras localidades para llenar los extrarradios, ahora que nuestros responsables se sentían orgullosos de contar con unas vistosas zonas peatonales llenas de franquicias, bancos y aseguradoras (los únicos capaces de pagar los precios de la especulación inmobiliaria), ahora que habíamos conseguido clonar las ciudades y las urbanizaciones y nos daba igual estar en Pamplona, en Huelva, en Cartagena, en A Coruña o en Hospitalet, justo ahora los visionarios tardíos de todo el mundo descubren que se habían equivocado.

Después de varias décadas de fomentar la dispersión, el alejamiento, la relativización de la distancia y el tiempo si se recorre en coche gracias a las autopistas urbanas e interurbanas y a la profusión de aparcamientos sobredimensionados, después de varias décadas de descentralización de las actividades, de satelización de las mismas en áreas especializadas, de deslocalización progresiva, de desubicación, después de todo este proceso de centrifugación de todo, ahora queremos volver la vista a los centros urbanos.


Parece que el truco consiste en descubrir siempre una fórmula nueva. Antes eran los unifamiliares, los centros comerciales, los complejos de ocio, los centros de negocios, las ciudades sectoriales (la del transporte, la alimentaria, la de la seguridad, la de la innovación, la de la tecnología...), los aparcamientos de rotación, las zonas azules, verdes, naranjas y rojas, los carriles bici. Ahora es la revitalización de los cascos históricos, el fomento del comercio local especializado, la mezcla de usos, la rehabilitación de viviendas, la revalorización del espacio público, la reivindicación de la proximidad...


Ahora que otros llevan años "rellenando" los centros de sus ciudades para tratar de conseguir que sean más eficientes, más vitales, más atractivas, más humanas, más sostenibles a lo largo y ancho de Europa, ahora van nuestros expertos y se desayunan precisamente con eso. Menudo descubrimiento. Justo ahora que habían conseguido todo lo contrario.

Ahora, después de tantos esfuerzos, después de tantas promesas, después de tantos argumentos, después de tantas inversiones, después de tanto despilfarro para dispersar a la gente, para alejarla de su trabajo, para imposibilitar la crianza sin desplazamientos apresurados desde un espacio protegido hasta el siguiente... va a ser muy difícil convencerles de que vamos a intentar lo contrario sin pestañear. Con la gente hipotecada hasta las cejas, dependiente de su coche, en medio de una volatilidad laboral, empresarial y económica acuciante, tratar de convencer a alguien de que todo esto no ha sido más que una broma pesada es más que difícil, peligroso, terriblemente peligroso.



Hemos hecho demasiado por favorecer la diáspora de la población para ahora venderles una recompensa por el retorno así, de repente. Ni siquiera la idiotización progresiva y concienzuda de esa población a través de la intervención de los medios de comunicación va a ser suficiente para a la misma gente a la que convencimos para que se fueran de que vuelvan. La inercia es demasiado pesada, demasiado potente, demasiado interesada.

Después de haber lavado nuestras cabezas con un programa de centrifugado intensivo que ha dejado secos los centros de nuestras ciudades, ahora no va a funcionar tan fácil el "centripetado", ni siquiera aunque lo patrocine El Corte Inglés, dueño y señor de los centros de muchas ciudades.

martes, 7 de junio de 2011

¿Intersección o interceptación?

intersección
  1. f. geom. Punto común a dos líneas que se cortan.
  2. geom. Encuentro de dos líneas, dos planos o dos sólidos que se cortan recíprocamente.

¿Puede una intersección ser un lugar de encuentro?
  

3-Way Street from ronconcocacola on Vimeo.

¿O sólo puede ser un espacio de choque, de confrontación, de interceptación?

interceptación
  1. f. Detención o apropiación de algo antes de que llegue a su destino.
  2. Obstrucción o bloqueo de una vía de comunicación.
...

lunes, 6 de junio de 2011

Literatura y bicicletas

Hace unos días mencionaba algunas cosas que, por estar escritas, no dejan de ser menos falaces, menos creíbles o menos exigibles, porque los encargados de interpretar lo que se recoge en esos legajos más o menos encuadernados son políticos y técnicos que atienden intereses electoralistas u otros más soterrados que responden al mantenimiento de un sistema endogámico y pérfido.

No voy a volver sobre ese tipo de escritos y mucho menos después de haberse celebrado durante toda esta semana la Feria del Libro en un ambiente de inconformismo y de idealismo casi de fantasía. Hoy quiero hablar de libros que persiguen precisamente un fin puramente literario, que nos conquistan a través de la sugerencia, que nos enseñan una forma de ver el mundo... a través de la bicicleta.


Los libros que tengo pendiente leer, dos de ellos comprados y el otro regalado, son el fruto de tres visiones de una realidad desde el sillín y apoyados en un manillar. Son tres libros distintos, son tres libros singulares. Uno, el primero, es "La Revolución de las Mariposas" del entrañable Oscar Patsí, un enamorado de las bicis y de la vida, un bromptomizado que nos comparte algunos de sus impulsos, de sus vivencias. El segundo, "El ciclista" de Tim Krabbé, es un canto épico al ciclismo deportivo, a ese ciclismo agonístico, en un tiempo mitológico, los años 80. El tercero, "Diarios de bicicleta" es el best seller del mundillo ciclourbano moderno. Escrito por David Byrne, más conocido por su faceta como músico y cantante, recoge sus impresiones acompañado de su bicicleta en diferentes grandes urbes del planeta.

Son tres lados de un prisma, de un caleidoscopio, que ofrecen distintos reflejos de bicicletas. No sé cuándo reuniré el tiempo necesario para leerlos, me da igual, me basta con saber que están ahí, esperándome, con sus historias, con sus fantasías, con sus mundos, con sus universos personales, como tantos y tantos libros, solo que éstos, además, hablan de bicis.

jueves, 2 de junio de 2011

Encajonados... como toros

Resulta terrible que, para creer que cualquiera de las actividades que realizamos es segura, necesitemos disponer de un espacio exclusivo y suficientemente defendido que nos ofrezca la sensación de inviolabilidad, de invulnerabilidad. Encajonamientos.

Encajonamientos para divertirnos, encajonamientos para trabajar, encajonamientos para estudiar, encajonamientos para nuestro ocio, encajonamientos para nuestros niños, encajonamientos para comprar, encajonamientos para circular. Sólo si es así nos parece que se pueden hacer todas estas actividades con unas garantías mínimas exigibles.

En lo que se refiere a nuestras queridas bicicletas, los encajonamientos son esos carriles bici empotrados en nuestras ciudades, cosidos en retales robados a las calles, injertados en el entramado urbano.

Hoy me he dado una vuelta por algunos de estos encajonamientos de mi ciudad y he vuelto a comprobar cómo circulan los confiados ciclistas por ellos. Despreocupados, acorralados, confiados, lentos. Es lo que hay y para muchos es lo conveniente, porque se conforman con ello.

He visitado otra vez el lugar donde hace tres meses una ciclista tuvo un fatal accidente al chocar contra una puerta abierta repentinamente invadiendo su espacio exclusivo y acabando con su seguridad. Ese lugar, que generó tanta polémica entre los grupos defensores de la bicicleta y que obligó al Ayuntamiento de Pamplona a rectificar sus declaraciones iniciales y comprometerse a una reforma que ampliase la zona de defensa para evitar este tipo de accidentes. Ese lugar, sorprendentemente, está igual que como estaba. No se ha hecho nada. Ni siquiera esa reforma insuficiente que prometió el Ayuntamiento que se iba a hacer en cuestión de días. Y nadie se ha quejado. Nadie ha reclamado responsabilidades. Nadie.

Esto es lo que no se ha hecho sobre lo que no habría que haber hecho nunca

Imagen cortesía de Diario de Noticias de Navarra

Es terrible. Estamos tan acostumbrados a ir por donde nos dirigen y a hacer lo que nos dicen que está bien, que cualquier atisbo de discrecionalidad, de libertad, de concurrencia, de riesgo, de interacción nos parece peligroso, desaconsejable y temerario.

Hoy he sabido también que ya han empezado las actividades de colocación del vallado del encierro de los Sanfermines. Otro encajonamiento para preservar la seguridad de aquellos que se quieran jugar la vida delante de los toros en una carrera alocada hacia una plaza sin salida. Y he encontrado una cierta similitud con esos horribles carriles bici que tanto han proliferado en esta ciudad. ¿Coincidencia?


Foto: AP Photo/Alvaro Barrientos

Así pues, ¡Viva San Fermín! ¡Gora San Fermin!